Investigadores lograron que un paciente con parálisis pueda controlar un drone con la mente

La revista Nature Medicine, publicó lo que podría ser un hito en la recuperación de funciones motoras finas a través de las innovaciones tecnológicas.

La investigación podría convertirse en un hito tecnológico. La investigación podría convertirse en un hito tecnológico.
22 Enero 2025

Investigadores de la Universidad de Stanford y Michigan, desarrollaron el lanzamiento de una interfaz cerebro-computadora que funciona como un lector de señales directas desde la corteza motora. 

El ensayo clínico fue probado por un voluntario que quedó tetrapléjico tras una lesión en la médula espinal hace varios años. En declaraciones anteriores,  expresó su pasión por volar, lo que inspiró el diseño de la simulación.

Tan solo con pensar en mover sus dedos, el participante logró maniobrar un drone a través de una pista de obstáculos digital.

"El objetivo de hacer el cuadricóptero era algo que compartíamos nuestro laboratorio y el participante", afirma Matthew Willsey, encargado de la investigación. "Para él, fue la realización de un sueño que creía perdido tras sufrir la lesión. Tenía pasión y sueño por volar. Parecía muy empoderado y capacitado; nos pedía que grabáramos vídeos y se los enviáramos a sus amigos".

¿Cómo funciona la interfaz cerebro-computadora?

Las interfaces cerebro-computadora se reconocieron como una potencial solución para la recuperación motora, pero los ejemplos actuales de esta tecnología han tenido problemas con movimientos complejos como los de los dedos, que podrían ayudar en actividades como teclear, tocar instrumentos musicales o utilizar un mando de videojuegos.

Los investigadores lograron que el participante maneje el dispositivo en un entorno virtual. Los investigadores lograron que el participante maneje el dispositivo en un entorno virtual.

El sistema BrainGate2 utiliza una serie de electrodos colocados quirúrgicamente en la corteza motora del cerebro, a su vez se encuentran conectados a un pedestal anclado al cráneo que emite señales eléctricas a una computadora externa. Posteriormente, estas son leídas por una red neuronal artificial que las materializa en movimientos precisos.

Su éxito se debe a la precisión del sistema: divide la mano del voluntario en tres partes —pulgar, dedos índice y medio, y dedos anular y meñique—, lo que permite movimientos horizontales y verticales de cada grupo.

“Se toman las señales creadas en la corteza motora cuando el participante intenta mover sus dedos y se utiliza una red neuronal artificial para interpretar cuáles son las intenciones de controlar los dedos virtuales en la simulación”, explicó Matthew Willsey, investigador principal y profesor adjunto de neurocirugía e ingeniería biomédica en la Universidad de Michigan, en declaraciones recogidas por Popular Science.

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