El de anoche fue un momento en el que aquel día trágico cobró mayor fuerza y se convirtió en emociones puras. En el cerro Sollunko de Perú, ocho jóvenes tucumanos que habían ido a escalarlo hallaron la muerte, por un alud de nieve y piedras que los sepultó. A 30 años de aquel dolor infinito, una misa que comenzó a las 20.02 en la parroquia Nuestra Señora de Monserrat los recordó.
El oficio religioso se ofreció en una noche lluviosa, que muchos asociaron con aquella jornada de enero de 1995, cuando también una tormenta se abatió en Tucumán y todos fueron al aeropuerto a recibir los cuerpos de los jóvenes fallecidos.
30 años después, familiares, amigos y miembros de la comunidad se reunieron para recordarlos en un oficio religioso.
La misa
El padre Ariel Zottola, acompañado por los sacerdotes Constancio Sánchez (párroco en aquel entonces) y José Manuel Murga, concelebraron la misa. Entre los asistentes se encontraban Gabriel Bazán y María Teresa Robles, dos de los cuatro sobrevivientes de la tragedia. Junto con ellos, aproximadamente 80 personas, entre familiares, amigos y miembros de la comunidad.
Durante la homilía, el padre Zottola expresó: “A 30 años de la partida de los chicos en el Sollunko, subieron a la cumbre más alta, donde Cristo los espera. Desde esta certeza queremos celebrar esta misa”.
Coro y video
La ceremonia estuvo acompañada por momentos significativos. El coro de la parroquia, que lleva más de 30 años activo, interpretó “Libre el corazón”, una canción en homenaje a los jóvenes, compuesta por Alfredo Díaz con música de Adolfo Palomino. Además, se proyectó un video con imágenes conmemorativas del viaje, evocando recuerdos que conmovieron profundamente a los presentes.
Emociones fuertes
“Me vinieron todos los recuerdos de golpe viendo el video. Pensé que ya estaba superado, pero no. Fue tremendo”, expresó Mario Sánchez a LA GACETA, uno de los fundadores del grupo Andino Montserrat.
Dora Virgina Luna, madre de Mariana Lara, una de las homenajeadas, compartió la emoción: “Como todos los 22 de enero, celebramos la misa acompañados por los demás padres. Algunos ya fallecieron, lamentablemente”, dijo. Y añadió: “Yo la recuerdo con alegría, con cariño. A pesar de que tenía 18 años cuando falleció, la recuerdo con mucha esperanza. Ella está viva en mí, y en algún momento nos encontraremos”.
Aida Tejera de Sánchez, madre de José María Sánchez, compartió también su sentir: “Yo lo recuerdo todos los días y siempre me encomiendo a él para todo. Siempre está presente. Pienso que están en el cielo todos, porque eran chicos muy buenos, estudiosos, simpáticos, atentos y trabajadores para la iglesia”.
Lucila Sánchez, hermana de José María Sánchez, también expresó sus sentimientos: “Cuando sucedió todo esto yo tenía 18 años. Han pasado 30 años, y este día sigue siendo especial para todos. Los recordamos con amor y cariño con la enseñanza que dejaron de conseguir un objetivo. Siempre es lindo compartir en comunidad todo esto”.
“Ellos están bien”
Cristina Gutiérrez de Rodríguez, madre de Ricardo Sergio Rodríguez, no pudo evitar emocionarse: “El sentimiento para mí sigue siendo de mucho dolor”, dijo entre lágrimas. “Pero me siento con la certeza de que están bien. La gente todavía sigue recordando el hecho. Cuando subo a un taxi y sale la conversación de ese día, me suelen preguntar mucho. Yo trabajé en el colegio Montserrat durante 32 años como secretaria de la primaria y los chicos siempre querían saber sobre la historia. A Ricardo lo recuerdo feliz porque hizo lo que quería siempre. Amaba la montaña”, agregó emocionada.
El homenaje concluyó con aplausos y con una certeza común entre los asistentes: los jóvenes que alcanzaron la cumbre más alta, permanecen vivos en la memoria y en el corazón de quienes los recuerdan. (Producción periodística María del Carmen Garzón Principi)