El turismo masivo plantea un desafío para los destinos más populares del globo

Los sitios que mayor cantidad de viajeros atraen enfrentan la dificultad de equilibrar la afluencia de turistas con la preservación de su infraestructura y de la calidad de vida local.

DUBROVNIK. Una calle de la ciudad croata atestada de turistas./DUBROVNIK POST DUBROVNIK. Una calle de la ciudad croata atestada de turistas./DUBROVNIK POST
Hace 2 Hs

Las autoridades de los destinos turísticos más frecuentados están implementando diversas estrategias para mitigar el impacto del turismo masivo, pero los turistas, decididos a disfrutar de sus vacaciones, parecen inmunes a estas medidas. Si bien el turismo puede traer beneficios económicos, las ciudades más visitadas se enfrentan a un dilema sobre cómo equilibrar el número de visitantes con la calidad de vida de los residentes y la conservación de sus patrimonios.

Dubrovnik es el ejemplo clásico del turismo excesivo

Uno de los destinos que revela los efectos del turismo desmedido es Dubrovnik, en Croacia. A lo largo de los años, la ciudad ha experimentado un aumento desmesurado de visitantes durante los meses de verano, con números que superan a la población local. El centro histórico de Dubrovnik, una joya patrimonial, se convirtió en un verdadero “estacionamiento” de personas, donde las calles se llenan de multitudes que se toman selfis, a menudo sin considerar el daño que pueden ocasionar a la infraestructura y al ambiente. Esta situación llevó al Gobierno municipal a implementar medidas con el fin de reducir el impacto de la marea. 

Croacia no es el único sitio forzado a poner restricciones. Según el artículo "¿Cuál es la clave para frenar el turismo de masas?" de The New York Times, este año los viajeros sentirán los efectos de esos esfuerzos en numerosos puntos del planeta. La nueva legislación que regula los alojamientos de Airbnb y otros alquileres de corta duración entra en vigor en Francia, la República Checa y Grecia, donde un incremento del 24,5% de visitantes extranjeros en 2024 respecto al año anterior también explica el aumento de los impuestos —hasta 20 euros diarios— para los pasajeros de cruceros en las islas de Santorini y Mykonos.

El medio de comunicación estadounidense añade que en Italia, los turistas estarán limitados a 20.000 al día en Pompeya, y una nueva legislación de Florencia podría impedir que los turistas usen carritos de golf para pasear. Por otro lado, Nueva Zelanda exigirá a los visitantes que paguen una tasa turística de 100 dólares neozelandeses (unos 57 dólares estadounidenses), que es unas tres veces más alta que la de la mayor parte del año pasado, mientras que las islas Galápagos han duplicado su tasa, que alcanzó los 200 dólares. En Japón, la localidad montañosa de Ginzan Onsen se unió recientemente al monte Fuji y a algunas calles de Kioto en la restricción del número de turistas. Y en Corea del Sur las autoridades han impuesto un toque de queda en un barrio histórico de Seúl para frenar los excesos turísticos.

El aumento de llegadas turísticas: éxito para algunos, carga para otros

A pesar de los esfuerzos por controlar el flujo de turistas, el reciente anuncio del Ministerio de Turismo de Croacia destacó con entusiasmo que las llegadas a Dubrovnik aumentaron un 9% en 2024 en comparación con el año anterior. “Según todos los parámetros, hemos logrado otro año récord”, comentó el ministro de Turismo, Tonci Glavina. Este tipo de anuncios exponen la tensión existente entre las políticas de atracción de viajeros y el malestar de la población que debe lidiar con sus consecuencias, particularmente, con el encarecimiento de bienes y de servicios.

El impacto del turismo de masas y la dificultad de revertir la situación

El año 2024 ha marcado un hito en la preocupación por el turismo masivo a nivel global. Desde ciudades como Ámsterdam hasta las Islas Canarias, y desde Islandia hasta Indonesia, los destinos más turísticos han comenzado a implementar nuevas normativas y medidas restrictivas ante el creciente descontento de los residentes. Sin embargo, la tarea de reducir el número de turistas o de encontrar un balance sostenible sigue siendo compleja. Los intereses económicos, que dependen del turismo para su crecimiento, a menudo entran en conflicto con las políticas destinadas a limitar el flujo de visitantes.

La dificultad de revertir el turismo descontrolado

Rachel Dodds, profesora de gestión turística de la Universidad Metropolitana de Toronto, recordó en una publicación de The New York Times cuál es la cruda realidad: “una vez que ha llegado el turismo de masas, es sumamente difícil dar marcha atrás”. A medida de que el turismo se convierte en un pilar económico clave para muchas ciudades, las políticas que buscan limitarlo enfrentan grandes obstáculos. Las dificultades radican no sólo en la falta de alternativas económicas viables para reemplazar los ingresos turísticos, sino también en la resistencia de los sectores interesados a bajar la cantidad de visitantes.

Un problema creciente desde antes de la pandemia

El fenómeno del turismo descontrolado no es algo reciente. Ya en 2010, los expertos advertían sobre el peligro de que algunos destinos se acercaran o incluso superaran su capacidad. Ciudades como Ámsterdam y Barcelona comenzaron a implementar medidas para aliviar los efectos del turismo masivo, especialmente en lo que respecta a la infraestructura, la vivienda y el medioambiente. Sin embargo, fue tras la pandemia, cuando los “viajes de venganza” impulsaron un aumento aún mayor de turistas en diversos destinos, que la necesidad de frenar este crecimiento se hizo más urgente y generalizada. A pesar de los esfuerzos, la solución sigue siendo esquiva y el debate sobre cómo manejar el turismo masivo continúa en todo el mundo.

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