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Varias empresas privadas están diseñando estaciones espaciales que podrían llegar a orbitar la Tierra. Axiom Space / Northrop Grumman / Orbital Reef / Voyager Space
Nada dura para siempre, y los principios también tiene finales, lo que aplica también para la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés). Esta pequeña ciudad científica flota sobre nuestras cabezas a una altura de 400 kilómetros y ha sido el proyecto que ha logrado unir a la comundidad científica global. Ha funcionado como centro de investigación sobre enfermedades terminales, estudios sobre nuestro planeta y otros experimentos. Pero esta proeza de la ciencia también tiene fecha de caducidad.
La ISS ha sido el proyecto más colaborativo de la historia científica, desdibujando las fronteras geopolíticas que fragmentan la tierra lejana a ella. Esta ha sido habitada de forma continua desde principio de siglo por una cifra creciente de 280 tripulantes, provenientes de distintos países. Pero el objeto más caro jamás construido tendrá su fin en algún momento al final de esta década.
La Estación Espacial Internacional caerá a finales de esta década
Desde su órbita, volando a 28.163 km y a una altura de 400 kilómetros, la ISS caerá sobre la Tierra algún día del 2030. El año pasado, la NASA anunció que las operaciones de la estación terminarían en 2030 y esta se desplomará desde el espacio, se quemará y se hará añicos en mil pedazos antes de estrellarse en el Océano Pacífico, algo poco probable de volver a verse.
Además de costar unos 150.000 millones de dólares, es el satélite más grande y complejo que se haya construido jamás y que también cuenta con una vida útil defindida. Este es un factor que influye en la decisión de su caída, ya que las tensiones en la estructura primaria se han acumulado con el tiempo, incluidos los efectos de los cambios de temperatura a medida que la estación entra y sale de la vista del sol.
El fin de un ciclo: ¿por qué planean desmantelar la ISS?
Otro factor que podría limitar la vida útil de la ISS son las tensiones entre Rusia y las otras entidades que operan la estación, que incluyen a Estados Unidos, Europa, Japón y Canadá. El pasado abril, Roscosmos, la agencia espacial rusa, amenazó con dejar de cooperar con otros países en la ISS en respuesta a las sanciones occidentales contra Rusia tras la invasión de Ucrania por parte del país.
El verano pasado, el jefe de Roscosmos dijo que el país abandonaría la ISS después de 2024, aunque Reuters informó en julio que la salida de Rusia podría llegar mucho más tarde. Rusia opera seis de los 17 módulos de la ISS, incluido el sistema de propulsión de la estación espacial. Su salida está programada para el 2028.
Alice Gorman, arqueóloga espacial de la Universidad Flinders de Australia, cree que, en teoría, la ISS podría durar más allá de 2030 si fuera necesario. Pero la NASA planea comenzar la transición hacia estaciones espaciales de propiedad y operación comercial a fines de la década.
¿Dónde caerán los restos de la ISS?
La caída de los restos de la ISS está programada en la locación más remota del planeta, el Punto Nemo. Este se encuentra situado en el medio del océano Pacífico, a más de 4.800 kilómetros de la costa de Nueva Zelanda y a 3.800 kilómetros al norte de la Antártida, lo que lo convierte en un “desierto de agua”, ideal para llevar adelante esta operación que puede ser riesgosa para la humanidad.
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