

La sesión de Diputados que sancionó la suspensión de las PASO, desnudó la crisis por la que atraviesa el peronismo, principal fuerza de oposición.
Fue desconcertante la fotografía del voto justicialista. Es raro ver -y explicar- a Pablo Yedlin con la misma camiseta que Paula Omodeo, por ejemplo. O, tal vez, que los seguidores de Jaldei como Agustín Fernández aparezcan diluidos entre peronistas, radicales, macristas o cristinistas. Como si todo fuera lo mismo o monocromático. El único tucumano que se mantuvo en su idea de no apoyar nada del gobierno nacional fue el diputado nacional Carlos Cisneros que ni siquiera dio quórum.
Si alguien imaginó que la consagración de Cristina Fernández como presidenta del PJ hace dos meses iba a posibilitar que la tradicional fuerza saliera de su parálisis y desconcierto, se equivocó.
Mientras el Gobierno nacional genera permanentes iniciativas políticas de todo tipo (algunas tan polémicas que se convierten en noticias mundiales) el partido que ella debería conducir no reacciona. Y, por primera vez en la era Milei es espectadora principal del desmoronamiento de su bancada en la Cámara Baja. Eso se vio en el voto atomizado de sus representantes.
La Libertad Avanza, al conseguir el quórum por su propio mérito, desató el desbande final. Ahora el turno es en el Senado donde los peronistas sentían que juegan de locales. ¿Se repetirán las escenas de resquebrajamiento? Esta semana, por lo pronto, una tucumana, la senadora Sandra Mendoza, tendrá la potestad para tocar el timbre y convocar a discutir la suspensión de las PASO que sancionó Diputados. Después de que se expulsara al papelonero de Edgardo Kueider que llevaba dólares en baúl como si fueran botellas de gaseosas, la senadora Sandra Mendoza es la máxima autoridad de la Comisión de Asuntos Constitucionales, a donde fueron a parar las PASO.
Mendoza, al igual que Juan Manzur, son los senadores que representan al oficialismo provincial. Pero como resulta que el ex gobernador está peleado con el mandatario tucumano, más responden a los intereses de Cristina que a los que el Gobernador decide para la provincia. Y, quien hubo de haber llegado por la oposición, la senadora Beatriz Avila, es más afín a lo que diga Jaldei que a su mandato primigenio.
Explicar estos trastocamientos de la vida pública no suele ser fácil. Sin embargo, se entienden cuando queda claro que las leyes y las reglas de juego terminan ajustadas a los caprichos del poder y no a las necesidades de la ciudadanía. Cuando se crearon las PASO los peronistas no sabían cómo ordenar su tropa y sus internas y crearon la norma. Hoy el mileísmo quiere manejar candidaturas sin grandes discusiones ni internas y menos con sus aliados actuales y, por lo tanto, se suspendieron las PASO. El tema de los gastos es un buen argumento pero no el sustento de la decisión.
Volviendo a la crisis de la oposición cabe recordar que el mismísimo Perón recalcaba que había fundado un movimiento y el partido era sólo una de las cuatro ramas de esa estructura; era, en sí, su herramienta electoral. Ello le permitía conducir un amplio dispositivo político, social y organizativo y ponerle límites a la burocracia partidaria y gremial. El actual justicialismo, tras la muerte de Perón, se fue institucionalizando en torno al PJ y éste adoptando la impronta de quien lo conducía. Por eso le fue tan sencillo pasar del menemismo al kirchnerismo, bajo liderazgos fuertes con ideas absolutamente opuestas entre sí.
A medida que avanza el tiempo implacable se empieza a dudar de cuán atinada fue la decisión de Cristina de presidir el PJ. A partir de entonces tuvo que soportar que el riojano Ricardo Quintela -autodefinido como un cuatro de copas- se le plantara y amenazara con enfrentarla y que posteriormente se profundizara el desgaste de su relación con Axel Kicillof.
Sin saber si está bailando en la cubierta del Titanic, Cristina prefiere danzar esta música que le pone Milei. Sabe que otros temas musicales como Ficha Limpia están en la playlist de esta semana, pero por ahora y sin las PASO el manejo y la digitación de las listas desde su camarote de Unión por la Patria consolidan su poder.
Milei, en tanto, disfruta de ser Presidente. Todo le sonríe. Y lo que no, termina siendo blanco de sus exagerados e impulsivos desplantes. Hoy Milei espera más confiado en el devenir electoral y gracias a la supresión de las PASO podrá ordenar mejor su tropa. Puede exhibir una reducción de la inflación y ha ganado protagonismo internacional.
Nubarrones
Junto con Milei debería sonreír Jaldo, su principal aliado en el PJ, que se ha cansado de decir que si le va bien al Presidente le va bien a Tucumán y por lo tanto a él también. Sin embargo, no parece ser tan simple el asunto.
Hoy el gobernador tucumano vive una contradicción que puede complicarle las cosas. Algunos encuestadores analizan que su imagen es mejor entre los votantes de Milei de 2023 que los que optaron entonces por Unión por la Patria.
Pero en acuerdo con el gobierno nacional saldrán en boletas diferenciadas: PJ y aliados, por un lado y La Libertad Avanza, por el otro, promoviendo un “River-Boca” local, peronismo-antiperonismo.
Sin embargo, algo imprevisto asoma en el horizonte: ¿y si al amparo de la tendencia nacional, La Libertad Avanza crece y pone en riesgo la elección provincial? Ya Jaldo viene advirtiendo que estos comicios son importantísimos y no se los puede soslayar en función de 2027, año en el que se ponen en juego los bastones de mando.
Para Jaldo lo ideal podría ser adueñarse del voto peronista y, en función de su buena sintonía con la Rosada, pescar también en ese caudal. ¿Pero y si los electores mileistas de Tucumán que ya le dieron una vez la victoria sin ayuda de nadie deciden votar “el original” y no “la fotocopia”? Esa parece ser la apuesta del ex radical Mariano Campero, ahora metamorfoseado en dirigente libertario. Un triunfo frente a Jaldo fortalecería las chances provinciales para ese deseado 2027.
Pero a medida que se aguza la mirada en el firmamento aparecen nuevas estrellas en paralelo. Con las PASO podía confiar en que los peronistas críticos al rumbo nacional que tomó, le pelearán adentro, conteniendo al conjunto. Ahora, ante la perspectivas de que no haya PASO -no hay en Tucumán una ley que norme la elección directa de candidatos- Jaldo deberá sentarse a negociar con los “rebeldes” su integración en la lista. Y esa tarea no es menor.
Pero ¿y si tales rebeldes se animaran a enfrentar al gobernador por fuera de la estructura PJ? Una foto de Cristina con el legislador y ex intendente Javier Noguera provocó más de un comentario en la Casa de Gobierno. Es una seria señal de alerta. ¿Tendría valor el taficeño para arriesgar la gestión en su municipio a partir de enfrentarse en las urnas con Jaldo?
Hay dos vertientes kirchneristas en Tucumán: una que actúa por fuera del PJ, referenciada en José Vitar abocado a organizar el Instituto Patria en la provincia, y la otra “pejotista” que acompañan a Cristina en el PJ nacional, entre ellos Manzur y Yedlin, aunque el voto de éste a favor de la suspensión de las PASO -también las criticó en otro momento- puso en relieve que tiene criterio propio. Manzur mira para otro lado. O, en todo caso, hacia fuera del país y por eso protesta cuando Milei dice que abandona la Organización Mundial de la Salud, pero de estos intríngulis comarcanos, ni una palabra. Como si no le importara.
Noguera, por su parte, tiene buena relación con ambos sectores kirchneristas y podría acercarlos a un esquema electoral con pretensiones de éxito.
¿Podría ello significarle una merma del caudal de votos del peronismo y facilitar un triunfo libertario en Tucumán? Se sabe que el gobernador es un avezado político ducho en el arte de ganar comicios. Sin dudas procurará que ese riesgo de fractura no sea solo suyo. Le convendría por ejemplo que Ricardo Bussi tentará suerte como opción villarruelista y provocara ese mismo efecto en el bando contrario. O estimular que CREO y sectores de PRO y el radicalismo probaran suerte, aunque estos últimos parecen ser los más perjudicados con la desaparición de las PASO.
Figuritas repetidas
Así han quedado los trebejos de este ajedrez político. Pero mientras tanto cada una de las piezas juega su partida en la casilla que le ha tocado ocupar. Por eso con desesperación la Nación y la Provincia insisten -demasiado tal vez- en decir que llegarán obras. Vuelven a recitar la retahíla del acueducto de Vipos que en verdad estaba todo listo y empezará de nuevo si el anuncio que volvieron a anunciar -vale tanta redundancia- se cumple. En la Legislatura se dirime otro Boca-River porque el juicio político que tiene como blanco de destitución a la jueza Carolina Ballesteros no parece implicar si la magistrada se portó bien o mal. Hay demasiada historia debajo de la mesa.
Este viernes, acalorado y oscuro para miles de tucumanos tuvo como protagonista a un tucumano al que le ganó su solidaridad. Paró su auto en la avenida América (Adolfo de la Vega) y Mate de Luna. Ante el nudo en que se había convertido el tránsito, empezó a dirigir el tránsito como si fuera el mejor agente y transmitió tranquilidad hasta que lo desanudó. Un ejemplo de ciudadanía. La escena tragicómica es una foto de este Tucumán descuidado hasta el hartazgo. Tanto es así que esta semana uno de los hechos trascendentales fue la compra de ómnibus para el servicio de transporte público, algo que no debería ni figurar en la agenda de los gobernantes y sin embargo se convirtió en algo necesario…