

En su regreso a Atlético Tucumán, Lucas Pusineri deberá estar listo para asumir un desafío complejo. El equipo que dejó Facundo Sava no sólo atraviesa un momento delicado en cuanto a resultados, sino que además exhibe serias falencias en todas sus líneas. En las últimas tres fechas, el “Decano” recibió ocho goles y mostró inconsistencias preocupantes en defensa, en la generación de juego y en la efectividad ofensiva.
Si nos enfocamos únicamente en el partido contra Rosario Central, lo que podría haber sido una despedida con victoria para Sava terminó siendo una nueva muestra de las carencias del equipo. En el Gigante de Arroyito, Atlético no sólo sufrió en el fondo, sino que además volvió a carecer de fluidez en el mediocampo y de contundencia en ataque.
Desde el arranque, el Atlético dejó en claro que su última línea no brinda garantías. A los pocos minutos, un pase largo de Jaminton Campaz habilitó a Ignacio Malcorra, quien rápidamente abrió para Enzo Copetti. Aunque la jugada quedó anulada por fuera de juego, fue la primera alerta de que el equipo no lograba marcar con firmeza.
El primer golpe llegó cuando Copetti, dentro del área, sintió el contacto de Miguel Brizuela. El defensor levantó la pierna de manera infantil y terminó impactando en el estómago del delantero, lo que derivó en un penal que Malcorra cambió por gol.
Lejos de reaccionar, Atlético volvió a cometer los mismos errores. En apenas cuatro toques, el local desarmó la última línea del “Decano” y Campaz, con un remate cruzado, firmó el segundo. Para colmo, sobre el final, Lautaro Giaccone se sacó de encima a Adrián Sánchez y sentenció la goleada con el tercer tanto.
Un mediocampo sin claridad en Atlético
Si la última línea sufrió, la mitad de la cancha no fue la excepción. Atlético careció de orden y precisión, algo que quedó reflejado en el flojo partido de Sánchez. El volante nunca logró tomar el control del juego y cada vez que tocó la pelota, la acción terminó en un pase corto o directamente en los pies de un rival. En varias ocasiones, su única respuesta fue despejar con pelotazos sin sentido, perdiendo la posesión.
Por su parte, Guillermo Acosta volvió a quedar aislado en la marca y en la generación de juego. “Bebe” se vio superado en el retroceso y no encontró un socio para equilibrar el mediocampo. Su soledad expuso aún más las carencias del equipo, que nunca logró conectarse en la zona de gestación.
¿Podría Luis “Pulga” Rodríguez ser una solución en ese sector? Bajo la conducción de Sava, el ídolo "decano" tuvo muy poca participación y su protagonismo se limitó a entrar en momentos críticos, cuando Atlético ya estaba en desventaja. El desafío para Pusineri será encontrarle un lugar en el esquema para que su talento pueda ser aprovechado de mejor manera.
La falta de gol y ¿la esperanza en Leandro Díaz?
En ataque la historia no fue diferente. El equipo volvió a padecer la falta de efectividad y quedó en evidencia que, desde la salida de Marcelo Estigarribia a Unión, nadie logró tomar su lugar con éxito.
Ni Mateo Bajamich, ni Nicolás Lamendola, ni Ramiro Ruiz Rodríguez, ni siquiera Mateo Coronel (fue el que más intentó en Rosario) pudieron ser una solución. Si bien Coronel generó algunas situaciones, la falta de puntería lo privó de marcar.
Eso sí, Pusineri contará con una buena noticia: la presencia de Leandro Díaz, quien acompañó a la delegación y se perfila para ser el hombre clave en la delantera. En su último ciclo en Atlético, “Loco” jugó 94 partidos y convirtió 28 goles. En Lanús, su última experiencia, sumó 17 tantos en 56 partidos durante dos temporadas. Su regreso podría ser la pieza que le falta al ataque del equipo.
Atlético debe cambiar el rumbo rápidamente
El tiempo apremia en 25 de Mayo y Chile. El nuevo entrenador no sólo deberá encontrar soluciones a los problemas evidenciados en estas fechas, sino también implementar rápidamente un esquema que transforme las derrotas en puntos valiosos.
El fútbol argentino no da margen para la espera, y Atlético necesita reaccionar cuanto antes. Por eso Pusineri tendrá una tarea difícil: reconstruir la defensa, darle equilibrio al mediocampo, mejorar la generación de juego y, sobre todo, afinar la puntería en ataque.
La misión es clara: cambiar el rumbo lo antes posible y que las victorias lleguen rápido para modificar el camino de un equipo que parece perdido.