Tragedia en los Andes: “Paty” Altamirano ya descansa en el cerro Mercedario

A 44 años de la tragedia llevaron sus cenizas a la cordillera de los Andes.

EQUIPO. De la expedición participaron miembros del grupo CerrosTuc. EQUIPO. De la expedición participaron miembros del grupo CerrosTuc.
17 Febrero 2025

Martha Altamirano -también conocida como “Paty” o como “La guardiana del Mercedario”- perdió la vida el 27 de marzo de 1981, en la cordillera de los Andes, mientras realizaba una excursión con su hermana Corina Altamirano y el experto montañista Sergio Bossini. Tenía 20 años.

Falleció en uno de los picos más altos de los Andes, el cerro Mercedario, un recorrido desafiante para cualquier montañista experimentado, luego de resbalar por una pared de hielo y caer desde 6.770 Metros Sobre el Nivel del Mar (MSNM). El fatídico accidente sucedió mientras recorrían la pared sur de la montaña; y al caer, tanto Corina como Bossini tardaron en descender el cerro, debido a las fuertes tormentas y oscuridad de la noche.

Su cuerpo quedó cubierto bajo cinco metros de nieve, lo que imposibilitó su búsqueda y rescate. Temporadas después se intentaron distintas aproximaciones con profesionales pero ninguna tuvo éxito. Su cuerpo quedó dentro del Mercedario y tiempo después, Bossini llevó al lugar una cruz en su recuerdo. El cuerpo de Paty fue hallado 42 años después, por unos turistas que se encontraban realizando andinismo, en enero del año pasado. Los restos coincidían con las características, ADN y pertenencias de ella.

Proyecto Mercedario

A casi dos años de haber encontrado su cuerpo, se realizó una expedición en su honor llamada “Proyecto Mercedario”. El proyecto organizado por Corina -quien tiene 65 años-, su hermana Silvia Altamirano y los integrantes del grupo tucumano de montaña CerrosTuc, se concretó el 21 de enero, con el objetivo de llevar las cenizas de “La Guardiana del Mercedario” a su lugar, como una muestra inmensa de amor.

ALISTAMIENTO. Para realizar el viaje los montañistas se prepararon físicamente durante casi un año. Fotos Gentileza Corina Altamirano ALISTAMIENTO. Para realizar el viaje los montañistas se prepararon físicamente durante casi un año. Fotos Gentileza Corina Altamirano

La idea surgió en abril, luego de que el grupo CerrosTuc había concluido una expedición al Nevado del Chañi, en Jujuy. Cuando volvieron, Corina los entrevistó para una revista en la que trabaja y, emocionada por sus expediciones, les propuso realizar este homenaje. “La verdad es que cuando Corina nos elige y nos cuenta esto, lo tomamos con mucho respeto, es una montaña muy grande y nunca habíamos estado en una montaña así”, señala Evaristo Moyano Paz, miembro del grupo CerrosTuc.

Además de Corina, de Silvia y de Evaristo formaron parte de este proyecto Facundo Moyano Paz, Joaquín Forcinito, Marco Muñoz (sobrino de Corina) y Bernabé Solda, todos miembros de CerrosTuc. Además de la presencia del montañista y miembro del Club Andino San Juan, Fabrizio Oieni.

Preparaciones

Para realizar esta expedición cada uno se preparó físicamente durante casi un año. A partir de junio comenzaron a realizar entrenamientos en montañas, donde iban una vez al mes. “En cuanto a la preparación, creo que esto fue lo más duro de todo el viaje, por más que uno se centre solamente en el Mercedario. Realizamos los entrenamientos junto con Corina y Silvia. Fue un entrenamiento para todos, nosotros cargábamos más pesos que ellas y les enseñábamos varias cosas. Aprendimos mucho de todas estas expediciones y la verdad que nos fortaleció no sólo físicamente, sino como grupo, que eso es importante”, dijo Evaristo.

ÚLTIMO ADIÓS. Silvia y Corina Altamirano despidieron a su hermana. ÚLTIMO ADIÓS. Silvia y Corina Altamirano despidieron a su hermana.

En sus entrenamientos fueron a distintas montañas en altura como las Cumbres Calchaquíes, Cumbre del Cerro Morado, el Cerro Muñoz, entre otros. En diciembre, dándole un cierre a la preparación, visitaron Salta, donde escalaron dos cerros con más altura que los anteriores, el Cerro Negro (de 5.000 MSNM) y el Volcán Kehuar (de 6.000 MSNM).

Día de la expedición

El 20 de enero se encontraron todos en Mendoza, donde alquilaron parte del equipo de montaña y partieron hacia el pueblo Barreal, ubicado en San Juan, cercano a la ruta del Mercedario. Al día siguiente comenzó la expedición, donde partieron a un refugio de Laguna Blanca, fue ahí donde dejaron sus camionetas y empezaron a escalar. El 25 llegaron a Pirca Superior, donde realizaron una ceremonia para dejar las cenizas de “Paty” y desde donde pudieron apreciar un hermoso paisaje.

En la ceremonia, cada uno de los miembros depositó un poco de las cenizas de “Paty” dentro de un pequeño hueco que hicieron con las manos, para luego ser tapada con piedras volcánicas que se encontraban alrededor. Por último, armaron una apacheta con piedras rosadas que también encontraron en el lugar. Hubo un momento de silencio e introspección y luego leyeron en coro la oración de agradecimiento que Paty escribió antes de morir:

Gracias, Dios mío, porque siempre estás conmigo, porque siempre te presiento a mi lado. Gracias por dar visión profunda a mis ojos para que se maravillen con tus obras. Gracias por los cerros que hacen estallar mi Alma de gozo y dejan exhalar de mis labios suspiros de admiración. Gracias por los sufrimientos que me hacen comprender a los demás. Gracias por los seres que me rodean y las flores de mi jardín. Gracias por el Mundo y gracias por darme la dicha de habitar en él”.

La ceremonia se vivió con gran emoción. “Ese momento nos llegó al alma, todos lloramos porque era como decir ‘aquí se cierra todo’; y con estas palabras tan hermosas, tan conmovedoras de su alma de niña, agradeciendo a Dios y a la vida por todo lo que le había dado, eso fue muy emocionante”, relata Corina. Además, leyeron unas palabras que dedicó Sergio Farre, amigo de la familia y antiguo socio del Club Mercedario.

“Fueron días muy hermosos, de una convivencia hermosísima con el grupo. El poder decir, cerramos un ciclo, cerramos una historia de amor de modo muy hermoso, porque hubo alegría, entrega, sacrificio y agotamiento, pero todo eso sabíamos que significaba, lo hacemos con todo el amor del mundo, así que todo valió la pena”, destaca Corina.

“Quiero agradecer profundamente a cada uno de los chicos del grupo CerrosTuc, porque fueron titanes, contención, acompañamiento. Sin ellos no hubiésemos podido cumplir la misión, porque nos teníamos que rearmar como montañistas. Ellos, aparte de excelentes deportistas, son personas maravillosas, chicos que pese a ser tan jóvenes, son éticos y amables, con un desapego de su ego y una entrega tremenda a lo que fue lo que llamamos la expedición mercedario”, concluye. Producción periodística: Celeste Toledo.

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