

El repudio pasó a las calles cuando un “charangazo” se organizó frente al Congreso Nacional, el jueves por la tarde. Allí, un grupo de músicos rechazó las declaraciones del diputado nacional Miguel Ángel Pichetto, que había dicho que “el charango, la música del norte, no tiene nada que ver con el país”.
Un exabrupto en el tiempo, nada menos, del carnaval.
La indignación no se hizo esperar y, con Ronaldo Goldman a la cabeza, se hizo la protesta. Golman es ex director nacional de artes, pero además es fundador y director de la Orquesta Argentina de Charangos.
“El charango para mí representa nuestra historia, tocando ese instrumento me siento más argentino que nunca y es una sensación muy satisfactoria”, le dijo a LA GACETA Camilo López, de la Orquesta Chivo Valladares.
En una grabación en las redes sociales, Juan Falú fue claro y explícito y comparó al diputado con “El Boludo solemne”.
En este norte, Manuel Puchenko, Colo Vasconcellos y Bruno Arias, entre otros subieron en Facebook solos de charango. Puchenko, voz líder de la banda Skaraway además, exhortó: “charanguitos del mundo, uníos”.
En el inicio del tema de su grupo “Camino para verte” (2018) suena fuerte ese instrumento, lo sirve para demostrar su uso no exclusivo en el folclore. Y Bruno Arias, saludando en espanglish “¡Hello my friend Pichetto music! ¡charango no argentine!”.
El secretario de Cultura de Salta, Diego Ashur salió al paso también: “Cuando nadie se acuerde del diputado y sus declaraciones los charangos van a seguir sonando y los carnavalitos van a seguir sonando en el corazón de la gente”, afirmó.
Una vergüenza
Rony López contó que en la Orquesta Chivo Valladares que dirige (compuesta por medio centenar de chicos entre 7 a 20 años, algunos de los cuales ingresaron al Conservatorio Provincial de Música), hay dos jóvenes que tocan el charango (Tadeo Buñez y Camilo López).

“Lo que dijo Pichetto es una vergüenza, representa una parte de la Argentina que tiene un pensamiento discriminatorio y despectivo hacia nuestra cultura federal. No es casualidad que ese pensamiento se traduzca en políticas que históricamente nos avasallan y someten”, agregó López.
Color brillante y distinto
Camilo López tiene 20 años y toca el charango desde hace ocho años. “El charango no sólo le da un color brillante y distinto a la música sino que además representa nuestra raíz, de dónde venimos, la mezcla de culturas y sobre todo la raíz del folclore argentino que es uno de los géneros más hermosos en el mundo. Por eso ningunear este instrumento es ignorar nuestra raíz y también toda la historia del folclore argentino” le dijo a LA GACETA.
Enseñanza
“Hace un año hicimos un encuentro maravilloso, en homenaje a Jaime Torres en el marco del Septiembre Musical. Y no sé, teníamos 35 charangos arriba del escenario del Museo Folclórico. Previamente habíamos armado un seminario de charangos en ESEA, una institución que tiene una materia que se llama instrumentos autóctonos y el charango es parte de esa materia”, dijo José Luis Cala. “Puedo decir que en Tucumán se están abriendo espacios en donde vivenciamos sonidos con el charango. Veo mucho interés, en este tiempo se han abierto espacios hermosos del charango”, respondió el profesor, al tiempo que partía al carnaval en Jujuy. “Apostamos a nuestra cultura y a enseñar estos instrumentos, cuyo origen se disputan Bolivia y Perú”.
Controversia
Pichetto generó la controversia al afirmar que “el charanguito y la música del norte no tienen nada que ver con Argentina”, en el marco de una entrevista con los periodistas María O’Donnell y Ernesto Tenembaum.
Durante la conversación, el ex senador sostuvo que la inmigración cambió la cultura del país y mencionó como ejemplo la música folclórica del norte. “Te cambió la mirada, te cambió la música. El charanguito, esa música del norte, no tiene nada que ver con la Argentina”, expresó. Ante la sorpresa de los periodistas, que intentaron refutar su postura, Pichetto insistió: “No, la música de la llanura, el folclore, no tiene nada que ver”.
El centralismo
“La soberbia acunada en el centralismo cultural va de la mano con la ignorancia de las culturas regionales argentinas y con su ninguneo. Pichetto es simplemente una muestra de ese sesgo prejuicioso”, dijo Juan Falú en una entrevista con LA GACETA.
“Hay muchos Pichettos, desgraciadamente, arrogándose la representación política de pueblos y territorios, sin conocer ni amar sus pertenencias,” continuó el músico. Luego relató que se ignora que fuimos receptores de culturas, desde el Alto Perú, desde Asunción, desde Chile. Y añade: “Luego vino la expansión económica y cultural argentina y empezamos a exportar culturas, pero casi siempre las del centro. Somos Borges en letras (con respeto al gran escritor), nunca Castilla o Tejada Gómez. Somos tango y rock, nunca zamba, tonada, huayno, chamamé, o milonga campera”.
“Mostramos nuestra supuesta modernidad anclada en la identificación con el progreso europeo (y luego ‘yanqui’) y hoy en las casi 200 embajadas argentinas por el mundo hay encargados de cultura que no saben cantar dos zambas seguidas (salvo las dignísimas excepciones)”, puntualizó el popular compositor.
Tradicionalismo
Juan Falú aseguró que “hay supuestos progresistas que reniegan de las tradiciones porque tienen miedo de quedar pegados al pensamiento conservador. Es cierto que el conservadorismo se apropió de muchas tradiciones, pero una cosa es tradición y otra tradicionalismo. El tradicionalismo es tema de debate. La tradición es pertenencia, algo que se ama y está en la identidad colectiva de los pueblos. El progre del centro no sabe que el mañana de un pueblo se alimenta con sus propias raíces. El tiempo y las transformaciones son como el árbol: crecen hacia arriba en la copa y hacia abajo en su raíz, que forma una copa invertida. Los símbolos nos permiten ser y estar en el mundo y en el tiempo. Sin ellos, no somos nada”, concluye el músico tucumano.