Tocar fondo para subir: cómo fue para la Sala Ross bajar el telón y encender la cámara

A cinco años del inicio de la pandemia, la directora y cofundadora de este espacio teatral, y algunos alumnos recuerdan lo que generó la sala vacía y cerrada.

BAJO PROTOCOLOS. Recién en 2021, se pudo volver a una presencialidad con cuidados. / INSTAGRAM SALA ROSS BAJO PROTOCOLOS. Recién en 2021, se pudo volver a una presencialidad con cuidados. / INSTAGRAM SALA ROSS

El coronavirus dejó de un día para el otro al teatro sin la presencialidad y el contacto directo que caracterizan a esta expresión artística. Pasaron ya cinco años del día en el que las salas se quedaron vacías y cerradas, y sus protagonistas entraron en crisis por la suspensión de obras y la eliminación de ingresos derivados de las venta de entradas. En Tucumán y en buena parte del mundo, el impacto fue muy duro. Entonces llegó lo inesperado: el teatro bajó el telón y encendió la cámara.

VACÍA. Hace cinco años, la Sala Ross se vió obligada a cerrar presencialmente por la pandemia. / TUCUMAN 24 HORAS VACÍA. Hace cinco años, la Sala Ross se vió obligada a cerrar presencialmente por la pandemia. / TUCUMAN 24 HORAS

Para la Sala Ross, un espacio teatral independiente, conectarse a Zoom, a Google Meet e incluso a las transmisiones en directo de Instagram resultó vital para sostener los ensayos y las clases teatrales. La Sala Ross pudo, así, sobrevivir a la pandemia. Este establecimiento fue fundado el 17 de marzo de 2007. Sus creadores son Viviana Perea y su esposo Lucas Rodríguez. El espacio lleva el nombre de la abuela de Viviana, Ana María Ross, una actriz apasionada que tuvo que dejar la profesión para dedicarse a las tareas del hogar. Aún así, Ana María logró legar su vocación a sus hijas, nietas y bisnietos. Durante años, los descendientes de Ross se dedicaron a dar clases de teatro que formaron a cientos de niños, jóvenes y adultos. Con la llegada de la covid-19, la situación cambió drásticamente.

Del escenario a la plataforma virtual

“La pandemia nos sorprendió a todos. Nos vimos obligados a buscar nuevas formas de enseñar y producir por fuera de la presencialidad. Siempre habíamos pensado al teatro como un encuentro con el público, pero, con esta nueva situación, tuvimos que pensar como salir adelante”, dice Viviana Perea. No fue fácil pasar del modo "cara a cara" al remoto, pero, con paciencia, ingenio y amor infinito por el teatro, lo lograron.

Al comienzo, los estudiantes no sabían cómo manejarse frente a la cámara. “Fuimos dejando de lado las dificultades del contexto y empezamos a tratar de disfrutar de ese encuentro que teníamos a la semana. Durante las clases se mostraban los ensayos grabados en las casas y las actuaciones en directo. El cambio nos permitió explorar posibilidades que no teníamos con la presencialidad”, recuerda Viviana. En cuanto a las presentaciones, estas se realizaban en tiempo real por medio de las redes sociales. “Hacíamos los anuncios por Instagram y cobrabamos la entrada mediante una transferencia. Una vez que se realizaba el pago, envíabamos el enlace a la conferencia. Fue una suerte de encuentro con el público, pero a la distancia, el público se saludaba y se emocionaba”, dice.

La pandemia hizo nacer cosas nuevas. Por ejemplo, inspiró a Gonzalo Véliz, actor y dramaturgo tucumano, amigo de Perea y también docente de la Sala Ross, a escribir una obra titulada "Electrofobia”, que luego fue llevada a la presencialidad. “Nosotros miramos hacia atrás y pensamos ‘¿cómo fue posible esto? ¿Cómo pudimos hacer esto durante un año?’. Fue un proceso de mucho aprendizaje y de experimentar con diferentes formatos. Por ejemplo, con 'Bajo este cielo', los ensayos fueron virtuales y, luego, estrenamos con público, pero respetando las distancias de contacto que aún se exigían”, acota Viviana.

Durante ese 2020, la Sala Ross enfrentó complicaciones económicas, hasta el punto de que, en un momento, el lugar corrió un riesgo serio de cierre. Si ello no sucedió fue por los estudiantes. Perea explica que los chicos y chicas que estaban tomando clases se quedaron, y que otros ex alumnos volvieron para aportar. Además, se sumaron otros nuevos. "Gracias a eso pudimos salir adelante”, reconoce.

Una experiencia distinta

Del otro lado de la cámara, los estudiantes de teatro encontraron también la manera de sostener la actividad, además de un sentido para el confinamiento. “Fue una etapa complicada. Ese era mi primer año en el teatro”, comenta Guadalupe Villarreal. “Estaba sola en mi cuarto. Los profes hicieron un trabajo fundamental para acompañarme y generar el trabajo grupal", cuenta Ernestina Robles.

A Josefina Rojas también le costaron las filmaciones, pero se alegra de haber mantenido la actividad. “Fue una experiencia distinta, pero super valiosa porque me ayudó a despejarme y a salir un poco de la cotidianidad. Creo que en esos momentos había un sentimiento de estancamiento que el teatro supo romper, al motivarte a explorar y mirar la vida desde otro lado. Además, de alguna manera reafirmó la importancia del contacto con el otro”, reflexiona Josefina. Por su parte, Sophia Moreno comenta: "para mí no fue para nada lo mismo y me costó encontrarme sin lo grupal que caracteriza al teatro". 

Vuelta a la presencialidad

La modalidad presencial regresó en febrero de 2021, pero abundaban las restricciones. El uso de barbijo era obligatorio en las clases; se debía realizar una desinfección con alcohol antes de entrar a la sala, y eventualmente, se exigía un test de covid negativo. La sala funcionaba al 50% de su capacidad. Pero, a partir de entonces, el espacio no hizo más que crecer de la mano de obras convocantes, como “El circo de los Marsilli”, protagonizada por Nicasio Salas, Florencia Melano, Diego Gil, Sol Ramallo, Sol Tula, Max Meloni y Lisandro Palavecino, bajo las órdenes de Perea y de Emanuel Rodríguez.

EL MAYOR EXITO. El Loco y la Camisa se consagró como la producción más triunfante de Sala Ross. / INSTAGRAM EL LOCO Y LA CAMISA EL MAYOR EXITO. El Loco y la Camisa se consagró como la producción más triunfante de Sala Ross. / INSTAGRAM EL LOCO Y LA CAMISA

Poco después llegaría su mayor éxito de los últimos años, “El loco y la camisa”, con un elenco de alto vuelo que incluía a Rodríguez en el papel principal, acompañado de Ricardo Podazza, Liliana Juárez, Candela Matías y Agustín Perelmut (en algunos casos, reemplazado por Meloni). Con la dirección de Viviana, pasaron en menos de un año y medio de estrenar la obra en Sala Ross al teatro Mercedes Sosa, con presentaciones también en Salta, Jujuy y Buenos Aires. La pandemia fue un punto de inflexión para Perea y toda la comunidad de Sala Ross, pero, haciendo una fiel interpretación del famoso refrán, a veces hay que tocar fondo para subir.

Tamaño texto
Comentarios
Informate de verdad Aprovechá esta oferta especial
$11,990 $3,590/mes
Suscribite ahoraPodés cancelar cuando quieras
Comentarios
Esta nota se encuentra cerrada a nuevos comentarios.