El descenso abrumador de los cortes de boletos de colectivos desde 2019 hasta 2025, aún incluso después de la pandemia, muestra un cambio de cultura en la movilidad de transporte de los tucumanos nunca antes visto. Se venden 20 millones de viajes menos que en 2019, sólo en San Miguel de Tucumán. La respuesta parece simple: comprar una moto, sólo exhibiendo un recibo de sueldo, o llamar a una aplicación de viajes, como Uber o Didi, en auto o en moto, es más efectivo, más barato y más rápido. Son servicios puerta a puerta, que llegan en minutos. Las líneas de colectivos siguen siendo lentas y costosas. No hay colectivo que pueda competir con estas tendencias.
Esto tiene, por cierto, consecuencias. Caos urbano potenciado por el uso y la circulación indiscriminada de motocicletas. Daños y costos no calculados por accidentes -los motociclistas ocupan el primer lugar en siniestros y heridos en hospitales-, conflictos por la constante violación de normas desde varios ángulos, como transporte de niños en motocicletas, circulación prohibida con pasajeros en ubermotos sin seguros, entre otros-. Ya el interior ha sido ejemplo en nuestro medio de lo que se deriva de la crisis de las políticas públicas de transporte. En los años 70-80 del siglo pasado, del abandono del sistema de transporte por ferrocarril, que vinculaba todos los pueblos del interior; y a comienzos de este siglo, de la constante caída del transporte por colectivos, que hizo que poblaciones enteras quedaran aisladas y que la movilidad quedara reducida a motocicletas y vetustos autos rurales o taxis pirata. Sobre esto se recostó la crisis terrible que ha tenido el sistema de colectivos, que entró en un pozo profundo cuando el Estado nacional enterró su política de subsidios sin que se hubiera siquiera debatido hacia qué sistema de transporte se podía avanzar.
En el último año y medio hubo un cambio en la política del Gobierno provincial y en la de la Municipalidad capitalina, con lo que, por lo pronto, parecieron terminarse o apaciguarse los constantes conflictos. La intendenta habló al respecto en su entrevista con LA GACETA, destacando los cambios como los carriles exclusivos, el control de frecuencias y la participación vecinal para mejorar la movilidad urbana; al mismo tiempo, habló de evaluar la posible eliminación de esos carriles exclusivos para destinar esos espacios a nuevas ciclovías, priorizando así la movilidad sustentable, y de la necesidad de desalentar el uso del auto particular.
Se trata de un sistema que se encuentra en un nivel de agotamiento por el arrastre de crisis de décadas. Mientras otras ciudades recuperan los trenes urbanos o resuelven su movilidad con vehículos que funcionan con otras fuentes de energía como la eléctrica o biocombustibles, en nuestras comunidades el caos y las tensiones derivadas de las presiones de intereses particulares se siguen imponiendo. Es de esperar que municipio y provincia avancen hacia un estudio integral de la movilidad urbana que requieren estos tiempos, y hacia acciones que contemplen una mejora sustancial para el futuro inmediato.