Recuerdos fotográficos: el hombre de Ford
En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.
“Es prohibida la entrada al taller”, dice el cartel de la izquierda. “Todas las reparaciones son al contado”, advierte el otro. La imagen fue tomada en la década de 1930, en la agencia de venta de autos Ford que funcionaba en la ochava sur de la esquina de San Martín y Junín. El dueño era Alberto Christie que en esta imagen aparece a la derecha y viste un moño. El hombre había venido de Escocia, poco tiempo después de concluida la Primera Guerra Mundial. Había participado en ella desempeñándose como mecánico electricista en la sección comunicaciones del ejército británico.
Alberto Christie había desembarcado en el puerto de Buenos Aires. Allí había desarrollado su especialidad técnica en distintas obras que se levantaron en ese puerto que lo vio llegar. Posteriormente, perfeccionó su oficio y terminó trabajando en la agencia Ford de la ciudad de Paraná. Años después se convirtió en propietario de esa sucursal. En 1938 adquirió también la agencia Ford de Tucumán y decidió instalarse definitivamente en esta ciudad. Habituado al clima y a la sociedad tucumana, se entusiasmó con el golf donde llegó incluso a destacarse hasta sus últimos días en octubre de 1952.
