“El Puma” Santillán será recordado por su seguridad en el ring y por sus debilidades debajo de él

Santillán fue boxeador, bandejero y policía. Hace un tiempo estaba en “situación de calle”.

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“El Puma” Santillán será recordado por su seguridad en el ring y por sus debilidades debajo de él

“Era un boxeador muy fuerte, muy seguro de sí mismo”, recordó Pedro Ruiz. El entrenador de boxeadores no dudó. “Tendré muy lindos recuerdos de él”, agregó con pena y satisfacción al mismo tiempo. Es una de las personas que tuvo una idéntica sensación. “Lamentablemente se nos fue. Tuvo mucho apoyo por parte del equipo, pero bueno, pasó lo que pasó”, afirmó sobre la muerte de Alberto Leopoldo Santillán, que el domingo sufrió un paro cardiorespiratorio y falleció en el hospital Centro de Salud a los 44 años

Santillán, que se retiró como boxeador en 2013, lidió siempre con las adicciones a sustancias prohibidas que no precisamente eran para mejorar su rendimiento deportivo. Con Ruiz como director técnico, “El Puma” hizo 12 peleas profesionales, con dos derrotas y 10 victorias. “Después, en vez de seguirla con disciplina, empezó a perder el entusiasmo por el entrenamiento. Luego nos separamos y después me enteré que su vida estaba muy desordenada. Pero los momentos con él fueron maravillosos”, insistió el ex Veterano de Malvinas.

“En la resistencia, tenía absorción como para recibir un castigo. Se la bancaba bien diríamos en la jerga”, describió el promotor nacional Enzo Romero, quien lo acompañó también en algunas peleas. “Las primeras las hizo con su técnico de siempre: Miguel Nasul. Después empezó a entrenarse con Ruiz”, afirmó Romero.

Fue el promotor Sergio Alarcón el que lo hizo debutar como profesional; también integró el staff de púgiles de Arano Box, de Mario Arano. “Cuando estaba en mi equipo había un grupo de gente que lo ayudaba mucho económicamente y anímicamente. Como boxeador era un fenómeno, nos dio muchas satisfacciones”, relató con nostalgia Ruiz.

En febrero de 2017, “El Puma” fue noticia, pero no por un combate deportivo. El ex boxeador y policía (todavía en esa época) pero en situación de disponibilidad por enfermedad, agredió a dos mujeres. Cuando intentaron detenerlo, el ex pugilista enfrentó a golpes de puño a uno de los uniformados. Lograron contenerlo y trasladarlo hasta la sede policial. 

“Rolo” Marín, mánager y uno de los más conocedores del pugilismo local, también marcó la calidad de “El Puma” como deportista. “Un auténtico guerrero. Lo apodaban también ‘Castrito’, por ‘Locomotora’ Castro. Dio grandes batallas en todos los rings, mientras estaba en plenitud física. Nunca pudo resolver sus problemas personales. Eso le quitó todo: desde la dignidad, hasta el trabajo y su carrera deportiva. Tenía muchas condiciones”, lamentó Marín. Y agregó sobre las mejores peleas que presenció del tucumano: “La noche que perdió contra Israel Pérez, ajustadamente en fallo dividido, salió ovacionado. Pérez era el número uno en el ranking Mundial. Y con el peruano Jonathan Maicelo tuvo también una gran batalla”. Ante Pérez, Santillán peleó en Córdoba en un combate que fue intensísimo, durante los 10 rounds; y en Perú, su única incursión internacional, hizo un digno papel teniendo a todo el público en su contra. También, Santillán combatió por títulos regionales, siempre en peso liviano. En 2010 no pudo ganar el título Latino del Consejo Mundial de Boxeo y en 2012 tampoco pudo quedarse con otra corona vacante, la de la Federación Internacional de boxeo.

Santillán sufrió un paro cardiorrespiratorio el domingo, según confirmaron fuentes policiales. En el hospital Centro de Salud el ex boxeador, retirado desde 2013, y ex policía, falleció a los 44 años. Según aseguraron desde la Policía, “El Puma” estaba en situación de calle e ingresó descompensado al nosocomio el domingo a las 19 y su deceso se produjo a las 22.47.

Más allá del ring

 Apodado “El Puma”, más que por recursos técnicos y estratégicos, se caracterizó por su resistencia lo que hacía que los combates fueran más complicados de lo que se esperaban. Además, antes de boxear y un tiempo durante su carrera deportiva, Santillán trabajaba en el bar Málaga de la zona de la ex terminal, en el pasaje Sargento Gómez. Su tarea no era la de cualquier empleado de un local gastronómico: era bandejero, el que estaba en la vereda y atendía a la clientela, tarea designada para quienes poseen ese “don de gente” que no abunda. Con un particular carisma, “Ojitos” (su mirada era achinada), como también era conocido en el ambiente comercial, podía atraer clientes.

 Algo similar ocurrió al momento de ejercer su última profesión como policía. En los operativos de seguridad deportiva, siempre estaba atento a los periodistas que solían cubrir sus combates y a los que, desde su rol, podía devolverles de alguna manera lo que él consideraba un gran gesto al difundir sus logros deportivos.

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