
Este martes 9 de abril, el santoral católico celebra a Santa Casilda de Toledo, una figura destacada por su testimonio de fe, su caridad y su conversión al cristianismo en un contexto adverso. Hija de un rey musulmán de Toledo en tiempos de la dominación islámica en la península ibérica, Casilda es venerada por su valentía y su decisión de abrazar la fe cristiana a pesar de los riesgos que eso implicaba.
Según la tradición, Casilda visitaba a prisioneros cristianos y les llevaba alimentos a escondidas. La leyenda más conocida afirma que, al ser sorprendida por soldados y requisado su delantal, los panes que llevaba se transformaron en flores. Este milagro es uno de los más representativos de su iconografía, donde se la retrata a menudo con un delantal lleno de rosas.
Al enfermar gravemente, Casilda viajó al norte de España en busca de curación en las aguas milagrosas de San Vicente. Allí se bautizó y vivió el resto de su vida como eremita en Burgos. Murió en el siglo XI y su sepulcro se convirtió en un lugar de peregrinación.
Además de Santa Casilda, el santoral del 9 de abril recuerda a otros santos y mártires como:
San Acacio de Melitene, obispo del siglo III, recordado por su dedicación pastoral y su lucha contra las herejías.
San Demetrio de Tesalónica, un mártir cristiano venerado en Oriente, símbolo de la resistencia y la fe.
San Máximo de Alejandría, obispo y teólogo.
San Hugo de Rouen, monje benedictino y obispo francés del siglo VIII.
Como cada día, el santoral ofrece una oportunidad para reflexionar sobre las figuras que, a lo largo de la historia, marcaron caminos de espiritualidad, compromiso social y resistencia frente a las adversidades. La memoria de Santa Casilda, en particular, resuena en la actualidad por su ejemplo de compasión y solidaridad más allá de las fronteras culturales y religiosas.