Un árbitro rompió en llanto en conferencia; Real Madrid suspendió su práctica y puso en jaque la final con Barcelona

La final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el FC Barcelona, prevista para mañana, quedó en segundo plano ante el estallido de un profundo conflicto que pone en jaque a todo el fútbol español. El Real Madrid decidió suspender tanto su entrenamiento como la habitual rueda de prensa previa al encuentro tras la conferencia pública de los árbitros designados para el partido, quienes han denunciado sentirse presionados y amenazados.

El epicentro del escándalo ha sido la intervención de González Fuertes, uno de los colegiados que formarán parte del equipo arbitral de la final. Sus declaraciones han tenido un tono grave y directo, haciendo mención específica a Real Madrid TV por generar una atmósfera de hostigamiento: “Estamos viendo todas las semanas redes sociales anónimas que insultan y amenazan sin ningún tipo de control por nadie. Estamos viendo community managers de redes oficiales que están constantemente atacando a nuestro colectivo, estamos viendo comunicados... Dan pie a que no somos honestos”.

Fuertes señaló el impacto que esta presión mediática y social tiene en el fútbol base: “Cuando hablamos de robo y palabras malsonantes, no sabemos a quién le llega. Esa frustración no la paga con nosotros. La paga el domingo por la mañana un niño o una niña que coge un silbato y tiene que ir a pitar un infantil. Y esa es la consecuencia: poner una diana en la cabeza de un compañero”.

La situación alcanzó un nivel emocional inesperado cuando el árbitro principal de la final, Ricardo De Burgos Bengoetxea, rompió a llorar al compartir las consecuencias personales de este ambiente hostil. “Cuando un hijo tuyo va al colegio y le dicen que su padre es un ‘ladrón’ y llega a casa llorando, es muy jodido”, confesó entre lágrimas. Añadió que su mayor deseo es que su hijo pueda sentirse orgulloso de él y del arbitraje como institución: “Lo que hago es intentar educar a mi hijo para decirle que su padre es honrado, que se equivoca como un deportista más. Es muy duro. No se lo recomiendo a nadie”.

La denuncia de los árbitros, tuvo un impacto inmediato en el ambiente de la final, puso el foco sobre la creciente presión mediática, institucional y social que rodea sus actuaciones. “No hay derecho con lo que estamos pasando muchos compañeros y compañeras, no solo del fútbol profesional, también del fútbol base. Que cada uno haga una reflexión sobre por dónde queremos ir, de lo que queremos del deporte y del fútbol", sentenció De Burgos.

Mientras tanto, el Barcelona continuó con su agenda prevista y sí atendió a los medios. Su entrenador, Hansi Flick, salió en defensa del colectivo arbitral: “Entiendo que hay decisiones difíciles dentro del terreno de juego, pero cuando acaba el partido, todo tiene que quedar atrás. Tenemos que respetar a los árbitros y protegerlos”.

El técnico alemán también buscó desdramatizar la previa recordando que el pasado no garantiza nada de cara al futuro: “Los partidos que ganamos esta temporada al Madrid ya son el pasado. Tenemos que disfrutar del presente. Ellos tienen un equipo fantástico y debemos jugar como queremos, luchando por este título”. Flick subrayó la motivación de sus jugadores: “Me da confianza ver al equipo tan concentrado. Sabemos lo que queremos y lucharemos hasta el final”.

El equipo culé completó su entrenamiento con normalidad sobre el césped del estadio sevillano de La Cartuja, mientras que en Valdebebas, la actividad quedó paralizada. La decisión del Real Madrid de suspender sus compromisos previos fue interpretada como una reacción directa a las duras declaraciones de los árbitros, lo que refleja el nivel de tensión que rodea esta final.