La danza sirve para expresar emociones y es sustento laboral

Bailarines contemporáneos, clásicos, de folclore y de tango reflexionan sobre lo que implica este arte en la sociedad y levantan banderas con los reclamos dentro del sector.

“UMBRAL”. La Compañía de Danza Contemporánea del Ente Cultural repondrá su intervención “Umbral” en el Museo Timoteo Navarro. “UMBRAL”. La Compañía de Danza Contemporánea del Ente Cultural repondrá su intervención “Umbral” en el Museo Timoteo Navarro. La Gaceta / foto de José Nuno

El 29 de abril de 1727, Jean Georges Noverre nacía en París y su nombre se transformó en símbolo del ballet moderno a partir de sus aportes teóricos y prácticos a la expresividad sobre los escenarios. Tan trascendente fue su aporte que desde 1982, la fecha en que llegó al mundo fue elegida para festejar el Día Internacional de la Danza, a partir del impulso del Consejo Internacional de la Danza y del Instituto Internacional del Teatro, con el respaldado de la Unesco.

En el baile, en sus diferentes estilos, conviven tanto la manifestación artística de los sentimientos como el sustento económico para quienes actúan o enseñan, junto con las prácticas rituales ancestrales que permiten unir comunidades o el simple divertimento. Todo ello discurre cuando los cuerpos se mueven respondiendo un ritmo que activa los sentidos y las emociones.

La fecha será celebrada con una nueva función de “Umbral”, de la Compañía de Danza Contemporánea del Ente Cultural de la Provincia, a las 20 y en las instalaciones del Museo Timoteo Navarro (con acceso especial por el Ente Tucumán Turismo, 24 de Septiembre 484).

La puesta fusiona danza contemporánea, arquitectura, artes visuales, música e improvisación. Está dirigida por Martín Piliponsky Braier, con codirección de Solange Courel y con 15 bailarines ocupando el lugar donde aún se realizan tareas de refacción. “Un museo en obra, pero vivo. Un espacio que late y se transforma a través del arte y la comunidad”, se anticipa. En el sitio se montará la instalación escultórica “Brilla lo que hiere”, de Gustavo Escalante.

En todos lados

Leandro Cáceres fue uno de los responsables de la reciente realización del festival Tucumán Danza. “Hoy es un momento de alegría, unión y reconocimiento para nuestro arte, para ver quiénes somos y cómo la danza está en todos lados y en diferentes formatos, como parte de nuestra sociedad”, sostiene.

Reivindica que la danza se transite “con cariño, amor y respeto, para habitarla y trenzar puentes con las personas desde otra conexión y comunicación”. “En lo particular, me abrió a concebir mi existencia de una forma mucho más amable, que hoy más que nunca se sostiene por cómo estamos transitando este momento del país, donde todo parece ser más frío e individualista en las relaciones”.

“Por eso, más que nunca, la actividad dancística busca resistir un contexto que golpea a la cultura en general y en el que se plantea menos comunicación y comprensión entre individuos. El reciente festival buscó la unión entre trabajadores de la provincia y a nivel nacional, demostrando que no se está solo en esta instancia difícil”, añade.

Una oportunidad

Desde su labor al frente de la academia de danza clásica de la Fundación Contemporánea, Yanina Llenes plantea que el día “es una oportunidad para celebrar la pasión y el arte que nos une a todos los que amamos la danza, que transforma vidas”. “También debe servir para reconocer el esfuerzo y la dedicación de todos los que formamos parte de este mundo, bailarines, coreógrafos y profesores. Me siento afortunada de poder compartir esta idea con alumnos y colegas; bailar es mi vida, me permite expresarme de manera única y conectar conmigo misma y con los demás de una manera profunda y emocional”, señala.

Su práctica apunta a “transmitir emociones y contar historias de manera que las palabras no pueden, porque es una fuente de inspiración y crecimiento personal que me hace sentir viva y me aporta una sensación de libertad y creatividad”.

“En nuestro país, la danza está en un momento de gran crecimiento y diversidad. Hay una gran variedad de estilos y géneros que se están desarrollando y fusionando, en constante evolución y renovación; hay talentos emergentes que la están llevando a nuevos niveles y nos están mostrando la riqueza y diversidad cultural. Me siento orgullosa de ser parte de esta comunidad y de poder contribuir a su crecimiento y desarrollo”, aporta.

Por los derechos

Abocada a lo folclórico, Ana Darelli reclama “el reconocimiento de nuestro trabajo, porque la danza es la disciplina artística más bastardeada y dejada de lado; hay que reactivar la lucha por nuestros derechos porque la sociedad y el Estado están en deuda y debe haber una ley nacional específica”.

Su planteo se sustenta en varios aspectos: “es mi vida y, además, es lo que me permite vivir, en tanto poder pagar un alquiler, los servicios, el súper y la capacitación... con la danza puedo cumplir cada sueño de mi realización personal, me permite encontrarme, reconocerme, transitar mis miedos, estar alegre, conocer gente hermosa y tener una red de cariño y contención”.

“La realidad actual es compleja, porque el arte dejó de ser una política pública y se perdieron ayudas, subsidios y becas que impulsaban la producción independiente. En crisis, la gente defiende estos espacios creativos de trinchera y eso nos permite sostenernos, porque la danza es salvadora”, aporta.

Laboral y lúdico

Desde el muy activo movimiento tanguero tucumano, Cyntia Perseguino y Ronald Cayo Valdez definen la danza como “un acto de amor, de agradecimiento por las oportunidades, experiencias y saberes que nos brinda transitarla”, y emancipan la idea de que la fecha se relacione con lo clásico, aunque se haya tomado de referencia a Noverre: “es un festejo general, porque todos fuimos atravesados por este arte en algún momento de nuestras vidas, así que celebrarla es reforzar su presencia”.

“Para nosotros se vincula con el trabajo, que conlleva la responsabilidad del mensaje. La creatividad ayuda a desconectar y deja fluir la imaginación para expresarla en el cuerpo. Sabemos que es un canal fuerte de reflexión que tiene llegada masiva y debe tomarse con respeto y seriedad. En los momentos de intimidad, construir es lúdico. Es un legado y nos gusta visualizar así a la danza”, sostienen.

La pareja aprovecha también para levantar banderas. “Seguimos con la eterna lucha para que sea reconocida como una materia dentro de la educación, como parte importante de los actos públicos, como trabajo dentro de la cultura. En el país siguen fuertes los festivales y las competencias para bailarines pero ¿a costa de qué o de cuánto? Es importante entenderla como un espacio de formación, con aristas laborales serias, que brinden futuro dentro y fuera del país a las generaciones actuales y venideras”, concluyen.

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