El santoral católico del 2 de mayo conmemora a varios santos y beatos que, a través de distintas épocas y geografías, marcaron la historia religiosa con actos de fe, sacrificio y enseñanza. Entre ellos, sobresalen San Atanasio de Alejandría, San Félix de Seville, San Waldeberto y San Vindemial.
San Atanasio de Alejandría, uno de los nombres más destacados del día, fue obispo y doctor de la Iglesia. Nacido a finales del siglo III, se convirtió en una figura clave en la lucha contra la herejía del arrianismo, que negaba la divinidad de Cristo. Defensor incansable del Credo de Nicea, sus escritos teológicos sentaron las bases del cristianismo ortodoxo. Pese a haber sido desterrado varias veces por razones políticas y religiosas, Atanasio nunca abandonó su fe. Murió en el año 373.
Otro nombre que resuena este día es el de San Félix de Seville, mártir del siglo III, quien, según la tradición, murió durante las persecuciones del emperador romano Decio. Aunque la información sobre su vida es escasa, su culto perduró en España y en otras regiones de Europa.
También se recuerda a San Waldeberto, abad de Luxeuil en el siglo VII, quien continuó la obra del monacato iniciado por San Columbano. Bajo su liderazgo, el monasterio se convirtió en un centro espiritual y cultural clave de la Europa medieval.
Finalmente, San Vindemial, obispo y mártir del norte de África, fue ejecutado por los vándalos en el siglo V, durante las persecuciones arrianas. Su fidelidad a la doctrina católica le costó la vida, convirtiéndolo en símbolo de resistencia y lealtad.
En un tiempo donde las tradiciones tienden a diluirse, recordar a los santos es también una forma de mantener viva la historia de las ideas, los conflictos y las convicciones que modelaron la espiritualidad de Occidente. El santoral no solo celebra vidas ejemplares: también invita a reflexionar sobre el legado de fe que muchas veces atraviesa siglos, persecuciones y silencios.





















