Tras un empate sin goles, el clásico de Aguilares dejó una postal de paz

Jorge Newbery y Deportivo Aguilares igualaron 0-0 en la fecha 4 del Anual de la Liga Tucumana.

Tras el partido, los jugadores de Jorge Newbery y de Deportivo Aguilares se sacaron una foto en el centro del campo. Tras el partido, los jugadores de Jorge Newbery y de Deportivo Aguilares se sacaron una foto en el centro del campo. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.

“Vengan, vengan. Nos saquemos una foto todos juntos”, gritó Diego Herrera, volante de Jorge Newbery. Nadie se opuso. No hubo berrinches ni egos. El mensaje era claro: el clásico se juega dentro de la cancha y termina con el pitazo final. Después, lo que queda es solo una anécdota. Así fue esta edición del duelo entre el “Celeste” y el “Aviador”, correspondiente a la fecha 4 del Anual de la Liga Tucumana.

El encuentro terminó 0 a 0, pero dejó varios focos de análisis. Fue cambiante, intenso y, por momentos, muy disputado. Ambos equipos dependieron del talento de sus volantes creativos: Facundo Alarcón Valls para el Jorge Newbery de Ricardo Amaya, y Leonardo Rizo en el Deportivo de René Ferrato. Los dos entrenadores, sin embargo, planearon jaulas defensivas para contener a sus respectivos cerebros.

Rizo protagonizó un duelo mano a mano con Herrera. “Tinga” lo marcó de manera intensa y logró anularlo durante gran parte del desarrollo. Esto hizo que Deportivo apostara al contraataque, con Carlos Gauna como referencia de área y Juan Cruz Mancilla moviéndose a su alrededor. Aunque ambos llegaron a rematar al arco de Rubén Argañaraz, ninguno pudo vulnerar al arquero.

Newbery, en tanto, intentó imponer un juego más asociado y de posesión, aunque sin demasiada profundidad. Alarcón fue bien contenido por un triángulo defensivo formado por el volante Facundo Delgado y los zagueros Facundo Barquino y Ezequiel Nieva Herrera. Esa fórmula fue clave para que el “Celeste” mantuviera el arco en cero.

La segunda mitad ofreció más ocasiones, pero también fue más cortada. Gauna tuvo dos chances claras frente a Argañaraz, pero el arquero respondió con seguridad en ambas. Newbery se acercó con un tiro libre que pasó cerca y un remate de media distancia que se fue por encima del travesaño.

El resto del encuentro estuvo marcado por acalambrados, lesionados y muchos minutos que se consumieron sin ser adicionados. Hubo algunas escaramuzas entre jugadores, pero el árbitro supo contenerlas rápidamente.

Un hecho curioso ocurrió a los 20 minutos del complemento, cuando un hincha de Deportivo Aguilares lanzó una bengala de humo azul que cayó cerca del círculo central. El proyectil llamó la atención de todos, pero el juego no se interrumpió en ningún momento.

El comportamiento de las tribunas también merece mención. La hinchada de Newbery ofreció un recibimiento cargado de chicanas hacia Deportivo por el título conseguido en la temporada pasada, pero la hostilidad inicial fue disminuyendo con el correr de los minutos. Hubo silbidos e insultos, pero la tensión nunca desbordó.

Sobre el cierre, los fanáticos “aviadores” encendieron fuegos artificiales y comenzaron a cantar. Un hincha, incluso, invadió el campo de juego y fue directo a abrazar al arquero de Deportivo. Un gesto que, lejos de generar conflicto, terminó siendo una postal de unidad.

Todo eso le dio aún más valor al abrazo del final. Fue un gesto que dignificó al fútbol aguilarense y que, para muchos, debería repetirse más seguido. Porque los clásicos, como quedó demostrado, también pueden dejar postales de paz.

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