A.G. Sulzberger
“El rol que cumple la prensa libre e independiente en una democracia sana está bajo ataque directo, y con embates cada vez más agresivos y decididos para coartar y castigar al periodismo independiente. No creo exagerar si digo que esta campaña anti-prensa atenta contra la especial fórmula de éxito que hizo que Estados Unidos sea un modelo durante casi 250 años” advirtió A.G. Sulzberger, el periodista y editor que tiene a su cargo la conducción de The New York Times desde 2017.
Blanco de autócratas
En una exposición brindada el martes pasada en el Keough School of Global Affairs de la Universidad de Notre Dame, señaló que la libertad de prensa suele ser uno de los primeros blancos de los aspirantes autócratas de todo el mundo que buscan socavar la ley y las instituciones que hacen a una democracia sana. “Las razones –agregó- no son ningún secreto: cuando se ha logrado coartar la capacidad del periodismo de informar a la opinión pública sobre los manejos del poder, actuar con impunidad se vuelve más fácil”.
Misión y desvíos
Sulzberger enfocó los riesgos que genera el aumento contemporáneo de la desinformación y la polarización, apuntando que es el periodismo el que fomenta el entendimiento mutuo que permite “a una nación diversa y dividida se una detrás de un propósito común”. Y, por otro lado, que el flujo informativo genere la posibilidad a la opinión pública de contar con los elementos que necesita para tomar decisiones sobre política, su economía personal o su vida en general.
El editor norteamericano también puso su ojo sobre los pecados de los medios. “Gran parte de los medios de comunicación modernos se dedican a entretener más que a informar, a provocar la ira y el miedo en lugar de promover la comprensión, a amplificar las “tendencias” en vez de centrarse en lo que realmente importa. En un país con demasiados gurúes y demasiados pocos reporteros, no es casualidad que la confianza en los medios se haya desplomado”, afirmó.
Con respecto a los debates políticos, dijo que la misión de la prensa es cubrirlos, no sumarse a ellos: “No somos la resistencia. No somos la oposición de nadie. Tampoco somos los aplaudidores de nadie. Nuestra lealtad es hacia la verdad y hacia una opinión pública que merece conocerla”.
Manual anti-prensa
Sulzberger repasó los pasos del programa de Donald Trump y de los líderes que siguen sus pasos alrededor del mundo, para socavar el papel que cumple el periodismo: “La primera parte de la estrategia consiste en sembrar la desconfianza y fomentar el acoso a periodistas y organizaciones de noticias independientes. Se trata, en gran medida, de una campaña verbal que busca desmoralizar y cansar. Hoy en día, los periodistas que escriben sobre personas poderosas o temas controvertidos suelen recibir una catarata de amenazas y mensajes furibundos e intolerantes”. “Muchos periodistas –describió- se preocupan enormemente cuando las amenazas se extienden a sus hijos que están en la escuela, a sus cónyuges que están en su trabajo, y a sus padres que están en casa”. Todo esto hace que los periodistas se pregunten si vale la pena persistir en las investigaciones que acarrearán estos ataques.
“La segunda parte de la estrategia –continuó Sulzberger- es usar los tribunales civiles para castigar a los periodistas y medios de comunicación independientes. Hasta la demanda más intrascendente puede ser costosa e invasiva, y defenderse consume mucho tiempo”.
Sobre el final de su exposición, el editor de The New York Times se preguntó: “Sin una prensa libre, ¿cómo sabrá la gente si su gobierno actúa legalmente y en interés público? ¿Cómo sabrá la gente si sus líderes dicen la verdad? ¿Cómo sabrá la gente si sus instituciones actúan en beneficio de la sociedad? ¿Cómo sabrá la gente si sus libertades se mantienen y son defendidas, o si son erosionadas por fuerzas que buscan reemplazar la verdad y la realidad por propaganda y desinformación?”
Finalmente instó a involucrarse a quienes lo escuchaban en el auditorio. “Lean. Escuchen. Vean. Interactuar con las noticias es uno de los actos de ciudadanía más simples y esenciales que tenemos. Estos no son tiempos para desconectarse”.






















