León XIV clama por la paz en Ucrania y en Gaza: "¡Cese el fuego, liberen a los cautivos!"

El pontífice, que centró su mensaje en la parábola del Buen Samaritano, durante su mensaje en la plaza San Pedro.

Papa León XIV. Papa León XIV.
28 Mayo 2025

En su segunda Audiencia General, el papa León XIV elevó su voz con urgencia por la paz, al condenar la violencia en Ucrania y en Gaza. Además imploró por la liberación de todas las personas privadas de libertad. El pontífice, que centró su mensaje en la parábola del Buen Samaritano, instó a una compasión universal que trascienda fronteras religiosas y se arraigue en una humanidad compartida.

"Mis pensamientos están constantemente con el pueblo ucraniano", expresó el Papa al mostrar su "cercanía y oración por todos, especialmente por los niños y sus familias". Insistió en la necesidad imperiosa de detener la guerra, y respaldó activamente cualquier iniciativa de diálogo y paz. "Pido a todos que se unan en oración por la paz en Ucrania y en cada lugar donde la guerra siembra destrucción", remarcó.

Con palpable angustia, el Papa describió la devastadora situación en Gaza. "Desde la Franja de Gaza se eleva un grito desgarrador al cielo, el llanto de madres y padres que abrazan los cuerpos sin vida de sus hijos, obligados a buscar desesperadamente alimento bajo el constante bombardeo", lamentó.

También hizo un llamamiento directo y vehemente a los responsables de los ataques. "¡Renuevo mi llamamiento: que cese el fuego! Que se liberen todas las personas privadas de la libertad, respetando su derecho humanitario fundamental",  insistió.

Cultivar una empatía activa

Más allá de la geopolítica, el Papa invitó a los fieles a una reflexión profunda sobre la compasión. Basándose en la parábola del Buen Samaritano, instó a cultivar una empatía activa que no se limite a lo religioso, sino que emane de un sentido común de humanidad. "Antes de ser una cuestión religiosa, ¡la compasión es una cuestión de humanidad! Antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos", proclamó desde la Plaza San Pedro.

El pontífice alentó a los presentes a superar la rigidez y el individualismo que obstaculizan la compasión. "La falta de esperanza, a veces, se debe a que nos quedamos atrapados en una cierta forma rígida y cerrada de ver las cosas, y las parábolas nos ayudan a mirarlas desde otro punto de vista", señaló. Recordó que el samaritano "no preguntó quién era el herido ni por qué estaba allí, simplemente se detuvo y ayudó", al ofrecer un modelo de acción frente al sufrimiento humano.

León XIV criticó la lógica de la prisa, que impide involucrarse con el dolor ajeno. "Quien piensa que su viaje debe tener la prioridad, no está dispuesto a detenerse por otro", advirtió. Resaltó que la auténtica ayuda requiere cercanía y compromiso. "Sólo se ayuda de verdad si se está dispuesto a sentir el peso del dolor del otro; el otro no es un paquete que hay que entregar, sino alguien que hay que cuidar", dijo.

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