¿Cómo quedó el panorama electoral con Cristina Kirchner presa?

La salida de la ex mandataria de la contienda electoral obliga al peronismo a redefinir liderazgos, mientras deja al Gobierno sin su contracara más potente, en un año clave para consolidar poder.

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21 Junio 2025

La detención de Cristina Fernández de Kirchner sacudió el tablero político argentino y reconfiguró, al menos temporalmente, los vínculos y las tensiones internas en el espectro opositor. En una charla con LA GACETA, Gabriel Garat, analista político, se refirió a los impactos inmediatos y las proyecciones de mediano plazo de esta situación inédita.

Garat identificó dos momentos clave: el inmediato, dominado por una reacción emocional y política de contención dentro del peronismo, y un mediano plazo más incierto, en el que las fuerzas opositoras deberán redefinirse. “Vamos a ver un abroquelamiento. Cristina habló de trincheras. Las internas se posponen para hacer frente común”, señaló el analista.

Este cierre de filas responde a una reacción casi instintiva del peronismo, que encontró en la figura de Cristina una vez más un punto de cohesión. Lo paradójico es que, hasta hace semanas, su liderazgo era visto como un obstáculo para una renovación del espacio.

Boomerang o resurrección simbólica

Aunque legalmente inhabilitada para postularse, Cristina reaparece con fuerza simbólica como referente de la oposición. “Hasta hace dos semanas, si preguntabas quién lideraba la oposición, la respuesta era ‘nadie’. Hoy, de nuevo, es Cristina. Pero esa popularidad no puede traducirse en votos”, advirtió Garat. Esa contradicción podría derivar en una interna feroz por quién se adjudica su legado político.

El dilema de los herederos

La detención de la ex mandataria reactiva tensiones latentes dentro del peronismo. Axel Kicillof, por ejemplo, venía siendo el principal constructor de un discurso de renovación. “Hace 15 días Cristina era un ancla; hoy parece un cerco que une”, resume Garat.

Las diferencias territoriales también marcarán el futuro. Mientras en provincias como Corrientes su imagen crece, en otras como Córdoba se mantiene muy baja. En ese contexto, gobernadores e intendentes se moverán entre la necesidad de sostener la gobernabilidad y reconfigurar un liderazgo nacional creíble.

El rol de los gobernadores y las bases

Frente a la falta de liderazgo nacional, algunos habían imaginado un protagonismo renovado de los gobernadores. Sin embargo, su margen de acción está atado a una economía en recesión y un electorado cada vez más impaciente. “El reclamo no es al presidente, es al poder en general. Y los gobernadores también son parte de eso”, señaló Garat.

La clave, según el analista, será si las bases logran reactivar una identificación con el proyecto peronista a través de una narrativa de resistencia, y si esa movilización se traduce en poder real de presión. “Hubo convocatorias gremiales, pero la participación fue tibia. Por ahora hay más relato que músculo”.

¿Y La Libertad Avanza?

Curiosamente, el oficialismo libertario también se encuentra ante un dilema. Su identidad política se construyó en gran medida como oposición al kirchnerismo. ¿Qué pasa cuando ese enemigo central desaparece de escena?

Javier Milei Javier Milei

“Es como si no se gritara tanto el gol. Porque sin Cristina, la narrativa anti-K se debilita. LLA necesita de su enemigo para sostener el clivaje”, planteó Garat. Con la economía golpeando el bolsillo de la población, el desafío para Javier Milei será pasar del ‘anti’ al ‘pro’: construir legitimidad por gestión, no por antagonismo.

El silencio del resto

Mientras tanto, el resto de la oposición parece paralizada. UCR, PRO y otras fuerzas no logran articular una propuesta clara ni un discurso con fuerza propia. “El republicanismo ya no tiene peso, la moderación no alcanza, y muchos partidos se quedaron sin relato”, apuntó Garat. En este escenario binario, entre el violeta libertario y el azul peronista, todo lo demás queda “pintado”.

Un año electoral en tensión

Con una economía en recesión, creciente endeudamiento en consumo básico y un clima social tenso, la política argentina enfrenta un nuevo capítulo. La prisión de Cristina, lejos de clausurar su influencia, parece haber reavivado pasiones, resquemores y luchas internas.

¿Será su ausencia en las boletas un factor de unidad o de disputa? ¿Podrá el peronismo reorganizarse sin su liderazgo efectivo? ¿Logrará el oficialismo sostener su hegemonía sin un antagonista potente? Las respuestas se irán construyendo semana a semana.

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