Ema Gómez quedó al borde del juicio

Se conoció el resultado de las pericias de ADN, que demostraron que la ex agente y el magistrado pelearon.

29 Marzo 2005
Ema Hortencia Gómez recibió ayer una noticia que la dejó conmovida. El resultado de las pericias de ADN que se realizaron en Buenos Aires la ubican inequívocamente en el escenario en el cual mataron al juez de Menores Héctor Agustín Aráoz. Con este informe, la situación procesal de la ex agente de Policía es casi irreversible, por lo que ahora -por lo menos para ella- sólo falta que el fiscal Guillermo Herrera se dedique a elevar la causa a juicio oral, en la que la Gómez podría ser acusada por homicidio agravado por alevosía y ensañamiento.
Gómez estaba por almorzar ayer en la Comisaría de La Mujer cuando se enteró del resultado del análisis. Su estado de ánimo se derrumbó. Hasta minutos antes había estado tranquila. Su abogado, Mario Mirra, ya había adelantado que era muy probable que la pericia diera positivo: "ella lo tocó cuando llegó a la casa; se manchó con la sangre", explicó.
El fiscal Herrera había enviado a Buenos Aires muestras de sangre, de cabellos (los tenía Aráoz en su mano) y de piel (se la habían sacado de abajo de las uñas a Gómez). También se enviaron muestras de sangre de los oficiales Alejandro Darío Pérez (que está detenido e imputado por el caso) y Andrés Faversani (imputado, pero en libertad). En Buenos Aires todas las muestras fueron cotejadas, y el resultado, con un 99,99% de certeza, indica que Gómez estuvo el 26 de noviembre del año pasado en la casa que el magistrado tenía en Yerba Buena.
Los investigadores confirmaron con la pericia una de las sospechas que tenían: Gómez y Aráoz mantuvieron una violenta pelea. Uno de los cabellos que tenía en la mano eran de ella, y además el rasguño que presentaba en el mentón también había sido producido por la ex policía. La única herida que tenía el juez, además de los disparos, era ese arañazo. También se encontró una gota de sangre del juez en el zapato de ella. Este no es un detalle menor ya que, cuando ella declaró pocas horas después del hecho, aseguró que al llegar a la casa del juez acompañada por varios policías se había sacado los zapatos en la puerta, y había caminado descalza por la residencia. La sangre en el zapato desmiente esa versión.
El juez y la ex agente mantenían una relación sentimental. Cuando a Gómez quisieron extraerle sangre para realizar la pericia de ADN, ella protagonizó un escándalo en el laboratorio de la Policía Científica, por lo que únicamente pudieron obtener muestras de saliva, que fueron suficientes para hacer el análisis.

Sin coincidencia
En el caso de Pérez y de Faversani, no se pudo comprobar nada, ya que las muestras no coincidían. Igualmente, Pérez está muy comprometido ya que las pericias balísticas determinaron que de su arma salieron los nueve disparos que ultimaron al magistrado. En el caso de los dos policías se harán estudios comparativos de los cabellos.
Ayer se esperaba que se presente Arturo Roife, el hombre que desde el miércoles de la semana pasada tiene pedido de detención y es considerado prófugo. Sin embargo, Roife, que es agente inmobiliario, no fue. Un abogado se presentó en el juzgado III de Instrucción y le solicitó al juez Juan Francisco Pisa la eximición de prisión, ya que el delito por el cual está acusado, presunto encubrimiento, es excarcelable. Según trascendió, si el recurso es aceptado, recién entonces el hombre irá a declarar.
En el informe de las llamadas telefónicas que recibió Herrera se indica que Roife mantuvo varias comunicaciones con Gómez; también, que habría llamado a dependencias policiales el día del crimen, según trascendió. Aparentemente el hombre habría sido conocido, además, de Pérez o de Faversani. También por encubrimiento está detenido desde el jueves el oficial de Policía Juan Roque Romano.

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