"Escuchar música fuerte no es sinónimo de libertad, sino de daño", advierten en un hospital

La exposición al ruido está provocando trastornos auditivos severos en pacientes jóvenes. Entre otros consejos, recomiendan que el volumen no supere el 60% de la potencia.

. . / FREEPIK
03 Julio 2025

La música a todo volumen en los auriculares; los parlantes en los boliches y la exposición general a ruidos fuertes sin protección: se trata de situaciones comunes para los jóvenes que podrían estar dañando su audición sin saberlo. Según advierten en un parte de prensa en el que participó el Hospital Kirchner, la pérdida auditiva causada por el ruido es irreversible y cada vez se manifiesta más temprano.

Aunque se la suele asociar con la vejez, la disminución de la audición se convirtió en un problema transversal, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Por ello en el sistema de salud pública de Tucumán hicieron foco en la prevención, los controles y los cuidados que pueden evitar secuelas que, una vez instaladas, no tienen vuelta atrás.

La pérdida auditiva avanza entre los jóvenes

La salud auditiva no suele figurar entre las prioridades de las personas jóvenes. Sin embargo, cada vez más adolescentes y universitarios consultan por molestias, zumbidos o dificultades para escuchar con claridad. Adriano Valdivieso, jefe de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital Kirchner, advierte que la exposición constante a ruidos fuertes y el mal uso de auriculares son las causas principales de estos trastornos.

“Las pérdidas auditivas provocadas por ruido no se curan, dejan cicatrices permanentes en el oído”, explica Valdivieso. En muchos casos, quienes desarrollan estos problemas tienen entre 16 y 30 años y escuchan música con volumen alto durante varias horas al día. Aunque los auriculares no son dañinos por sí solos, el uso prolongado con niveles altos sí lo es.

Los especialistas indican que la audición se debe cuidar desde el nacimiento. En Argentina, todos los recién nacidos se someten a un screening auditivo universal, que permite detectar de forma temprana cualquier trastorno. En la adolescencia, los controles deben continuar, especialmente al ingresar a la secundaria o al iniciar la universidad.

“Los chequeos no están para molestar, sino para prevenir”, señala Valdivieso. Existen pérdidas que aparecen después del nacimiento, que pueden ser genéticas o transitorias, y sólo se detectan con estudios específicos como la audiometría. Si se diagnostican a tiempo, es posible frenar su avance o tratarlas con tecnología adecuada.

Consejos para proteger los oídos

En el Hospital Kirchner también reciben consultas de personas que trabajan en entornos ruidosos, desde operarios de máquinas hasta asistentes de espectáculos o músicos. “Muchos no usan la protección auditiva que deberían y eso tiene consecuencias. Atendemos adultos de 40 años con oídos que funcionan como los de una persona de 75”, comenta Valdivieso.

Además del ruido, otros factores como el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes y una mala nutrición influyen negativamente sobre la audición. Estos elementos deterioran el sistema auditivo con el tiempo, lo que genera un combo riesgoso en edades en las que todavía no se asocian síntomas con daños estructurales.

Para Valdivieso, el desafío es cultural: cambiar la idea de que el oído “aguanta todo” y empezar a entender que cuidar la audición es tan importante como cuidar la vista o la salud mental. “Escuchar fuerte no es sinónimo de libertad, sino de daño. Y la mayoría se da cuenta de ello cuando ya es tarde”, resume.

Entre los consejos para preservar la salud auditiva, los médicos recomiendan limitar el volumen a un máximo del 60% del total, no usar auriculares más de una hora seguida, preferir los modelos con cancelación de ruido y realizarse un control anual si hay molestias. En contextos laborales ruidosos, es clave el uso de protectores auditivos certificados.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios