Pesadillas, insomnio y lácteos: el sorprendente vínculo revelado por la ciencia

Investigadores canadienses encontraron que productos como el queso y el requesón estarían relacionados con un mayor riesgo de tener pesadillas y dormir peor.

Pesadillas, insomnio y lácteos: el sorprendente vínculo revelado por la ciencia
13 Julio 2025

Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad MacEwan sugiere que el consumo excesivo de ciertos productos lácteos -como el queso, la leche fermentada y el requesón-  podría estar asociado con una menor calidad del sueño. Según los especialistas, estos alimentos pueden desencadenar molestias estomacales o gases durante la noche, lo que interfiere con el descanso y favorece la aparición de pesadillas.

El trabajo, publicado en la revista científica Frontiers in Psychology, partió de la idea ampliamente difundida de que la alimentación influye directamente sobre el sueño. Para investigarlo, los científicos encuestaron a más de mil estudiantes universitarios, quienes respondieron sobre su calidad y duración del sueño, su alimentación, el tipo de sueños que experimentaban, y su estado de salud mental y física.

Uno de los hallazgos más llamativos fue que cerca de un tercio de los encuestados dijo experimentar pesadillas frecuentes. Las mujeres reportaron con mayor frecuencia tanto sueños negativos como dificultades para dormir, y fueron casi el doble de propensas que los hombres a informar intolerancias o alergias alimentarias.

Además, el 40% de los participantes afirmó creer que comer tarde por la noche o consumir ciertos alimentos alteraba su sueño, y un 25% indicó que algunos productos, como los dulces o los lácteos, empeoraban su descanso.

Si bien solo un 5,5% dijo notar un vínculo directo entre lo que comía y la calidad de sus sueños, muchos dentro de ese grupo apuntaron específicamente a los productos lácteos como posibles responsables de sueños perturbadores o extraños.

La investigación también reveló que quienes mantenían una dieta de baja calidad tendían a tener más sueños negativos y, al mismo tiempo, menos capacidad para recordarlos al despertar.

“Las pesadillas son peores para personas con intolerancia a la lactosa que sufren de síntomas gastrointestinales graves y cuyo sueño es interrumpido”, explicó el investigador principal, Tore Nielsen.

No obstante, los autores del estudio aclararon que aún no se puede establecer una relación causal definitiva. “Es posible que las personas duerman menos porque comen mal, pero también puede ocurrir lo contrario: que no coman bien porque no duermen bien. Incluso, puede haber un tercer factor que afecte tanto el sueño como la dieta”, advirtió Nielsen.

Por eso, los especialistas remarcan la necesidad de seguir investigando. “Necesitamos estudiar más personas de diferentes edades, estilos de vida y hábitos alimentarios para determinar si nuestros resultados son realmente generalizables para una población mayor”, concluyó.

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