Del ostracismo al protagonismo: el delantero de Atlético Tucumán que quiere afianzarse en el Clausura

"El delantero vive del gol y antes no me sentía seguro conmigo mismo", declaró el ex punta de Sol de América.

ÚNICO FESTEJO. Cabrera lleva un gol en 10 partidos con Atlético; le marcó a All Boys por Copa Argentina. ÚNICO FESTEJO. Cabrera lleva un gol en 10 partidos con Atlético; le marcó a All Boys por Copa Argentina.
10 Julio 2025

Hay jugadores que llegan sin hacer ruido, con el equipaje cargado de dudas ajenas y de certezas propias. Lisandro Cabrera aterrizó en Tucumán a principios de este año como uno de esos nombres que pocos anotan con entusiasmo, pero que el tiempo (si le dan minutos y confianza) puede llegar a convertir en figura. El delantero chaqueño de 27 años, que pasó por las inferiores de Boca y debutó en Primera con Newell’s, encara este nuevo semestre como una oportunidad crucial: la de consolidarse en Atlético Tucumán, la de dejar atrás las sombras, la de dar el salto que tanto buscó y que, por momentos, pareció no llegar nunca.

Su primera etapa en el "Decano" fue de luces tenues. Apenas 10 partidos, un gol, muchas suplencias y poco rodaje. El técnico era Facundo Sava y el equipo no encontraba el gol con facilidad. Pero Cabrera no bajó los brazos. “Últimamente no me estaba sintiendo tan seguro conmigo mismo, y cuando no se te da eso, te entra la desesperación”, confiesa en diálogo con LA GACETA. 

Sin embargo algo cambió. Una buena pretemporada, el respaldo del nuevo cuerpo técnico liderado por Lucas Pusineri y un entorno mucho más estable parecen haberle devuelto la fe en sus condiciones. “El delantero, y más el '9', vive del gol”, dice con simpleza. Y esa frase, repetida mil veces en el fútbol, adquiere en su voz una honestidad particular. No habla como quien quiere vender una historia, sino como alguien que aprendió que para ganarse un lugar hay que luchar en silencio y demostrar cuando llega el momento. En los entrenamientos volvió a convertir, y ese pequeño detalle –una pelota que entra entre los tres palos cuando no hay público ni cámaras– vale más que muchas estadísticas.

La pretemporada fue exigente. “Nos enfocamos mucho en lo físico, algo que en el campeonato anterior nos costó al principio”, explica. Esta vez, asegura, el equipo llegará mejor al debut ante San Martín de San Juan. “Estoy convencido de que vamos a dar pelea en el torneo. Ya quedó demostrado que terminamos bien el campeonato pasado y se hizo una buena base para mantener o mejorar ese nivel”, apunta con la determinación de quien ya no quiere mirar atrás.

El fixture inicial tampoco le da respiro al equipo: tres partidos como local en el primer mes, un posible duelo contra Boca por Copa Argentina, un viaje a Buenos Aires para enfrentarse a Riestra y poco margen para el descanso. “Será un ritmo de jugar y descansar”, advierte Cabrera, aunque confía en el plantel: “Lucas armó un equipo competitivo y el que le toque jugar va a estar preparado”, agrega.

La competencia en el ataque es real, pero también sana. “Siempre que llegan los mercados de pases se habla de nuevos delanteros, pero a pocos días del debut no llegó nadie más en ese puesto. Hoy estamos con Mateo (Coronel) y el 'Loco' (Leandro Díaz). Los dos centros delanteros naturales somos el 'Loco' y yo”, explica. No hay en sus palabras resentimiento, ni temor; sino respeto por sus compañeros y confianza en su momento.

Cabrera concentra con Damián Martínez –“otro personaje”, lo define con una sonrisa– y tiene una buena relación con el Díaz. “Soy de hablar poco, igual que él, pero dentro del campo uno se transforma y ahí es donde cada uno tiene que sacar lo mejor que tiene”, asegura.

Le gusta mirar películas, escuchar música, compartir tareas con su esposa Ximena, cocinar cuando hace falta, y sobre todo, estar con su hija Tais, de ocho años. “Después de entrenar, llego a casa, almuerzo, llevo a mi hija al colegio, vuelvo, descanso un poco, duermo una siesta… y empiezo mi rol de papá”, cuenta. La vida de Cabrera no está solamente atada a lo que ocurre entre las áreas: hay otra, quizás más intensa, que ocurre en su casa.

Su historia empezó en las inferiores de Boca en donde compartió plantel con Nahuel Molina y Leonardo Balerdi y después pasó por Newell’s, en donde debutó en Primera. De ahí en adelante, su carrera lo llevó por distintos destinos, algunos en silencio, otros con promesas que no se cumplieron. En ese camino llegó a Paraguay para jugar en Sol de América y ahora, otra vez, busca despegar en el fútbol argentino con la camiseta de Atlético.

Cabrera considera que será vital arrancar ganando el Clausura

No le escapa a la presión. Sabe que el partido contra San Martín de San Juan es crucial de cara a lo que será el campeonato. “Tenemos que mentalizarnos en eso. Pensar solamente en ese partido y ganar. Después, lo que venga se verá”, resume. También entiende que el José Fierro puede ser una fortaleza: “Este estadio siempre fue incómodo para los rivales. Nosotros tenemos que hacernos fuertes de local y aprovecharlo”.

Cabrera no necesita hablar de revancha. Habla de presente, de confianza, de trabajo. Habla como un jugador que encontró un lugar donde quiere quedarse. “Espero tener un excelente segundo semestre. Mi sueño es darle lo mejor a Atlético, hacer goles y poder clasificar a una copa internacional”, dice. Y en esa frase, más que un deseo, hay un propósito.

Tal vez el gol vuelva pronto, tal vez le toque esperar. Pero hay algo en Cabrera que ya cambió: la certeza de que su momento puede llegar. Y que esta vez, está preparado para no dejarlo pasar. (Producción periodística: Carlos Oardi)

Comentarios