El enfrentamiento entre la dupla del Poder Ejecutivo no es de este Gobierno solamente, sino de larga data. Nos podemos remontar al Gobierno de la Alianza: a tan sólo nueve meses de haber asumido la vicepresidencia, Carlos “Chacho” Álvarez, distanciado de Fernando de la Rúa por el escándalo de las coimas en el Senado, presentó su “renuncia indeclinable” -frase que pronunció aquella noche del 6 de octubre de 2000-. Llegado 2003, con la asunción de Néstor Kirchner, también a los pocos meses Daniel Scioli fue el apuntado del Gobierno, cuando este propuso aumentar las tarifas de los servicios públicos. La relación entre ambos nunca volvió a ser igual. En 2007 asume Cristina Kirchner y su compañero de fórmula fue un hombre proveniente del radicalismo: Julio Cobos, quien fue señalado como el traidor tras desempatar en la famosa resolución 125. La relación entre ambos fue nula el resto del mandato. En 2019 con la asunción de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, fue quizás de las relaciones institucionales más tensas de la historia reciente. Ahí se dio el curioso caso de una vicepresidenta con mayor autoridad que el Presidente. Lo que significa “no usar la lapicera” como se lo advirtió en el acto por los 100 años de la fundación de YPF. Javier Milei y Victoria Villarruel no son la excepción. Es de público y notorio conocimiento cómo se enfrentan por manejar la agenda del día, como ocurrió el 9 de Julio en Tucumán y como ocurre con las leyes que se tratan en el Senado. Aquí Milei se enfrenta con una novedad: la oposición a su Gobierno ya no es Juntos por el Cambio ni el kirchnerismo; es su vicepresidenta. Veremos hasta dónde puede llegar Villarruel en caso de que “los números de la economía” no acompañen la gestión.
Santiago Llapur
sllapur@hotmail.com


















