Qué es la “visa antiwoke” rusa con la que Putin busca perfiles conservadores

El permiso “de valores compartidos” está pensada para quienes se oponen al feminismo, los derechos LGTB+ y las políticas migratorias de sus respectivos países.

VISA DE VALORES COMPARTIDOS. Rusia quiere jóvenes occidentales… pero que sean conservadores. / RUSSIABLE VISA DE VALORES COMPARTIDOS. Rusia quiere jóvenes occidentales… pero que sean conservadores. / RUSSIABLE
20 Julio 2025

En un mundo cada vez más diverso, globalizado y conectado, Rusia lanzó una política disidente: se trata de una visa dirigida a quienes reniegan del feminismo, la diversidad sexual, el multiculturalismo y otras transformaciones sociales en auge. Se llama oficialmente “Visa de Valores Compartidos”, pero en las redes ya se la conoce como “visa antiwoke”.

¿El objetivo? Atraer a jóvenes y adultos conservadores de países como Alemania, los Estados Unidos o Australia que se sienten incómodos con los cambios en sus sociedades, y buscan una vida regida por valores “más tradicionales”.

Desde 2024, el gobierno de Vladimir Putin ofrece esta visa de residencia a personas que compartan la visión “espiritual y moral” de Rusia. No hace falta saber ruso ni conocer sus leyes. Sólo hay que declarar estar en desacuerdo con las políticas de derechos humanos, género o migración del país de origen.

Y aunque parece algo marginal, más de 1.100 personas ya la solicitaron, según datos del Ministerio del Interior ruso. Entre ellas, muchos alemanes, estadounidenses y canadienses. Algunos comparten su nueva vida rusa en YouTube o TikTok, como si fuera una utopía conservadora: familias numerosas, roles de género clásicos, sin banderas del orgullo ni lenguaje inclusivo a la vista.

¿Qué beneficios promete el gobierno ruso?

El programa tiene las siguientes cláusulas:

- Derecho a vivir, trabajar o abrir un negocio en Rusia.

- Impuestos bajos y energía barata.

- Acceso a salud pública y educación gratuita.

- Sistema bancario digital avanzado.

- Bajo costo de vida.

- Una “economía en crecimiento” pese a las sanciones internacionales.

- Cero desempleo (según cifras oficiales).

- Acceso a la “riqueza cultural rusa” y un entorno de valores tradicionales, según la narrativa oficial.

Un visado con ideología

Aunque se promociona como una oportunidad económica y cultural, el visado forma parte de una estrategia del Kremlin para atraer a extranjeros afines a su ideología conservadora y nacionalista. Según los medios rusos, está orientado a personas que se sienten desplazadas por las políticas de género, diversidad y libertad individual en sus países de origen.

De hecho, el programa fue anunciado con un fuerte discurso contra “el liberalismo occidental”, y en defensa de “la familia tradicional, la religión y el patriotismo”.

Hasta ahora no se conocen casos de argentinos que hayan podido aplicar ni embajadas que gestionen el trámite. Tampoco hay información clara sobre cómo se evalúa la afinidad con los “valores tradicionales rusos”.

Por eso, muchos analistas ven la visa como una jugada más geopolítica y simbólica que práctica, pensada para consolidar una base de apoyo global ante el aislamiento internacional que enfrenta Rusia tras la invasión a Ucrania.

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