El Derecho Romano nos ha legado como fuente del Derecho en Occidente la máxima “Qui potest plus, potest minus”. Es un principio general que rige la interpretación de las normas y hace referencia a que el que tiene capacidad, autoridad o poder para hacer lo más, es indiscutible que dentro de sus facultades está el poder hacer menos que eso. En el fallo de la jueza Loretta Preska de Nueva York, más allá de poder discutir la jurisdicción en donde debe dirimirse el pleito sobre YPF -porque es cuestionable, como también el modo en que el fondo de capitales Burford accedió al derecho a litigar-, otro punto aparece dudoso. La jueza decide computar intereses al monto de capital a pagar, tomando como fecha de inicio de la expropiación el 16 de abril de 2012; o sea, la de un discurso de la entonces presidenta (Cristina Fernández) -que anunciaba el envío del proyecto de ley- y no la fecha de publicación de la ley en el boletín oficial, que es el 4 de mayo de 2012. Mas allá de aparecer como un error que ni un estudiante de primer año de Derecho cometería, este cálculo representa varios millones de dólares más a pagar. Finalmente, creo que el interés general -sin colores partidarios- exige que el Gobierno nacional insista en las apelaciones, fundamentando la defensa en que este no es un simple caso de Derecho Comercial o privado -donde claramente tendrían importancia las normas dictadas por las partes en su estatuto para regir sus relaciones particulares-, sino de Derecho público. Acá se trata, sin dudas, de una decisión soberana de un Estado, que por razones de utilidad pública decidió expropiar parte de un bien, y utilizó los mecanismos legales que su Constitución nacional -ley suprema y fundamental- establece para ello. También está más que claro que si el Estado nacional tenía dentro de sus facultades, competencias o poderes la posibilidad de expropiar la totalidad de la empresa YPF, con más razón estaba dentro de sus poderes expropiar parcialmente la sociedad o empresa, pues en el Derecho “quien puede lo más, puede lo menos”.
Miguel Ángel Reguera
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