SUELO. La rotación los mejoras.
En el marco del XXVIII° Taller de Variedades y Manejo de Soja organizado por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) se presentaron los avances del grupo de trabajo de Lucrecia Ludueña -bajo la dirección de Laura Tortora-, perteneciente al subprograma Agronomía de la Caña de Azúcar de la Eeaoc, sobre los bioindicadores de la salud del suelo.
El equipo, en articulación con las secciones Granos y Suelos y Nutrición Vegetal, viene evaluando el impacto de distintos sistemas de manejo sobre parámetros biológicos sensibles, que funcionan como indicadores tempranos de cambios en la calidad del suelo en ecosistemas agrícolas. Estos estudios buscan generar evidencia local sobre cómo las prácticas de manejo influyen en la salud biológica del suelo, un componente fundamental para la sustentabilidad agroproductiva.
Para ello, se evaluaron tres sistemas contrastantes: I) monte nativo (sin perturbar), como referencia natural; II) rotación soja-maíz 1:1 con cultivos de servicio en invierno; y III) monocultivo de soja con barbecho químico. Durante las campañas 2023, 2024 y 2025, se tomaron muestras de suelo de hasta 10 cm de profundidad y se analizaron distintos bioindicadores: 1) recuento microbiano de I) mesófilos aerobios totales, II) hongos y levaduras, III) Pseudomonas sp. y III) solubilizadores de fósforo; 2) actividad de enzimas claves como I) actividad enzimática total (FDA), II) la nitrato reductasa y III) la glucosidasa.
Entre los bioindicadores evaluados, se comprobó que el sistema de monocultivo impacta negativamente sobre la mayoría de las poblaciones microbianas del suelo, al igual que sobre las principales actividades enzimáticas, esenciales para su buen funcionamiento. Los sistemas de rotación de cultivos, por su parte, favorecen la sustentabilidad de los agroecosistemas, mejorando la calidad del suelo y promoviendo su funcionalidad, gracias al incremento tanto de las poblaciones microbianas como de la actividad enzimática.
Estos resultados coinciden con los indicadores químicos analizados en los mismos tratamientos -como el contenido de materia orgánica total, materia orgánica particulada y carbono orgánico del suelo-, lo que refuerza la necesidad de continuar investigando prácticas agrícolas más sostenibles, que no solo mantengan los niveles de producción, sino que también preserven la vida del suelo como base de toda estrategia productiva futura.





















