Atlético Tucumán: la “locura” no fue suficiente para ganar

Díaz marcó un gol y fue figura, pero Atlético se durmió y dejó escapar el triunfo.

LOCURA “DECANA”. Leandro Díaz fue el gran protagonista de la noche en el Estadio Monumental José Fierro, donde marcó el primer y único gol de Atlético LOCURA “DECANA”. Leandro Díaz fue el gran protagonista de la noche en el Estadio Monumental José Fierro, donde marcó el primer y único gol de Atlético La Gaceta / fotos de Diego Aráoz

Atlético tuvo todo para ganarlo. Tuvo el arranque, la pelota, el gol, el envión y, sobre todo, a Leandro Díaz, que apareció justo cuando el equipo necesita creer. Pero también tuvo a un enemigo del otro lado, que desde el minuto 11 empezó a incomodar y terminó convirtiéndose en el villano de la noche: Matías Perelló que, con su insistencia, arruinó lo que parecía una noche “decana” para celebrar.

La historia de este empate empieza antes del primer grito. En el armado inicial, Lucas Pusineri apostó por algunas sorpresas: Matías Mansilla en el arco en lugar de Juan González y Kevin Ortiz en el mediocampo por el lesionado Kevin López. Lo dijo el técnico en la previa: la prioridad era mantener una estructura sólida, sin regalar espacios. Y durante los primeros minutos, la ecuación parecía funcionar.

Mateo Coronel casi repite la fórmula que había dado resultado frente a San Martín de San Juan: desborde por izquierda y centro peligroso. Esta vez, no llegó. Pero el aviso estaba dado. El equipo salió con ritmo, buscando profundidad, con intención de imponer condiciones.

Pero del otro lado, había alguien que insistía. Y que molestaba. El primer susto llegó a los 11 minutos del partido. Una pérdida por izquierda, un pase filtrado, y ahí apareció por primera vez Perelló, que tuvo el arco de frente pero no la puntería fina. Fue el primer temblor. A partir de ahí, Central Córdoba empezó a encontrar espacios. Y aunque le costaba terminar las jugadas, su presencia empezó a sentirse. El “Ferroviario” no brillaba, pero incomodaba.

LOGRÓ SOFOCAR AL RIVAL. Sánchez disputa una pelota con Martínez. LOGRÓ SOFOCAR AL RIVAL. Sánchez disputa una pelota con Martínez.

A los 18’, Atlético encontró el alivio. Coronel remató, el arquero Alan Aguerre dio rebote y, como si estuviera destinado a eso, Leandro Díaz la empujó. Gol y estallido en el Monumental. Atlético tenía lo que necesitaba: ventaja y confianza.

Y pudo haber más. Cinco minutos después, un tiro libre del uruguayo Franco Nicola rozó el ángulo. Después, alguna aparición de Coronel y otros avances que no terminaron bien, pero que insinuaban una superioridad. El equipo santiagueño parecía sobrevivir. Hasta que Perelló volvió a aparecer.

A los 29’, otra vez quedó mano a mano. Solo frente al arco, con todo para definir. Pero falló. Por segunda vez en el partido, Atlético zafaba. Y aunque el resultado seguía siendo favorable, el desequilibrio empezaba a sentirse. Porque cada vez que la pelota pasaba por los pies del extremo izquierdo rival, la defensa titubeaba. Y eso es peligroso.

El segundo tiempo arrancó trabado. Impreciso, cortado, sin dueño. Hasta que, a los 15 minutos, el “villano” de esta historia tuvo revancha. Centro desde la derecha, cabezazo certero, revisión del VAR y gol convalidado. Esta vez, no perdonó. Esta vez, no falló. Atlético pagaba caro no haberlo liquidado antes.

PELIGROSO. Franco Nicola superó a Iván Pillud en reiteradas ocasiones. PELIGROSO. Franco Nicola superó a Iván Pillud en reiteradas ocasiones.

Desde ese momento, el equipo de Pusineri entró en una especie de urgencia emocional: quiso volver a tomar el control. El “Loco” Díaz todavía tenía algo más para dar. Estrelló un remate en el palo y volvió a gritar un gol que no fue. Otra vez el VAR le negó la alegría. Ya le había pasado la fecha pasada. Y la bronca se acumula.

Pusineri movió el banco: entraron Godoy, Bajamich y Cabrera. Cambios ofensivos, búsqueda de frescura. Pero nada funcionó como debía. Atlético empujó, sí. Llegó al área, también. Pero le faltó lucidez en el último pase y precisión en la definición. Lo intentó hasta el final, pero sin recompensa. La sensación que dejó el empate es amarga. Porque Atlético tuvo todo para cerrarlo antes del empate. Porque fue superior durante buena parte del partido. Y porque enfrente no hubo un equipo desbordante, sino un Perelló que, con insistencia, construyó su propio papel de antagonista.

El “Loco” volvió a ser el alma del equipo. Marcó, corrió, peleó, reclamó. Pero ni su empuje, ni los cambios, ni las aproximaciones alcanzaron. Esta vez, la “locura” no bastó.

En la segunda fecha del Clausura, el héroe decano volvió a ser el “Loco”, pero el protagonista fue otro. Y no del lado que más se quería. Y Atlético, con todo lo que propuso, se fue con las manos vacías de triunfo porque, a veces, el fútbol decide otras cosas.

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