“Si no sos de Atlético, no entrás en la familia”: abrazó los colores por amor y alentará en Santiago del Estero

Nicolás se enamoró de la hermana de Miguel, pero había una condición: ser hincha del "Decano". Los detalles.

EN FAMILIA. Nicolás Navarro posa con su hijo Joaquín y su cuñado Miguel en la previa del Decano. EN FAMILIA. Nicolás Navarro posa con su hijo Joaquín y su cuñado Miguel en la previa del "Decano". Foto de Diego Araoz/LA GACETA.

A pesar del frío que calaba los huesos y las finas lloviznas que caían sobre Santiago del Estero, el Picódromo –el espacio asignado para la parcialidad de Atlético Tucumán en las afueras del Madre de Ciudades– se fue tiñendo poco a poco de celeste y blanco. Entre parlantes que explotaban al ritmo de Q’ Lokura, una familia esperaba con ilusión el inicio del partido contra Boca Juniors por los 16avos de la Copa Argentina en medio de la tradicional previa. Con bandera, asado, mate y sonrisas, Miguel Robles se acomodaba con su cuñado Nicolás Navarro, su sobrino Joaquín, y Gustavo Navarro, hermano de Nicolás. Todos con una historia que los une por sangre, pero sobre todo, por el amor al "Decano".

“Es lo más lindo que pueda haber, seguir Atlético donde sea”, dijo Nicolás Navarro mientras abrazaba a su hijo. Claro; para él seguir a Atlético fuera de Tucumán no es solo una rutina: es una forma de vida. “Lo organizamos con mi hermano, mi cuñado y mi hijo. Venimos a Santiago en el auto. Lo mejor es compartir con ellos. Celeste y blanca hasta la muerte”, expresó con orgullo.

No obstante, a odisea para conseguir las entradas no fue menor. Mientras Miguel trabajaba, su familia se puso al hombro la misión. “Desde la noche del lunes se quedaron 20 horas haciendo el aguante. Justo tenía que trabajar yo el martes, así que ellos se pusieron la diez y sacaron la entrada”, explicó "Nico" Navarro. 

En ese sentido, cuando las tuvieron en mano, la emoción fue imposible de contener. “Una locura. Satisfacción tremenda…”, dijo Robles. Y no era para menos, ese instante fue el premio a horas de cansancio y compromiso.

El grupo vino equipado: auto, asado, banderas, abrigo y mucha ilusión. Ni el frío ni la lluvia les arruinan el clima de fiesta. “Un poquito fresco, pero bueno, lo mejor es compartir con ellos, con toda la gente acá. No hay explicación”, resumió Miguel, que en cada palabra refuerza el vínculo que lo une con su gente. “En 2018, él (Nicolás) empezó a salir con mi hermana y de ahí supimos que era de Atlético. Era un requisito para entrar en la familia. Se hizo de Atlético porque si no, no entraba”, bromeó.

Amor por el "Decano"

El caso de Miguel tiene una carga especial: su padre era hincha fanático de San Martín, el eterno rival. “Mi viejo era del otro lado, del lado contrario”, contó. Sin embargo, la sangre tiró para otro lado. “Atlético es algo que no te puedo explicar. Si te quiero explicar, no tengo palabras. Uno lo siente”, agregó Robles, que fue interrumpido por la algarabía de Gustavo Navarro, quien dio detalles del recorrido.

“Obviamente, salimos temprano y vamos con mate y música. No puede faltar. La Mona Jiménez es principal. Siempre suena en la previa de Atlético”, aseguró Gustavo.

Sentado sobre una conservadora, Joaquín, de apenas 7 años, escuchaba atento y agitaba su bandera celeste. Para él, la pasión empieza a nacer. “Es lo mejor”, contó el pequeño. Porque para esta familia, como para tantas otras, Atlético es mucho más que un club. Es una manera de estar juntos, de pelearla unidos y de resistir bajo la lluvia o bajo el sol. 

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