Se separaron hace siete meses, pero viajaron juntos a ver a Boca Juniors en Santiago del Estero

Aunque ya no son pareja, compartieron la ruta desde Córdoba. “Nos separamos, pero tenemos la misma pasión”, dijo Melina Villagra sobre su relación con Iván González.

UNIDOS. Juan Román posa con su papá Iván González y Melina Villagra. UNIDOS. Juan Román posa con su papá Iván González y Melina Villagra. Foto de Diego Araoz/LA GACETA.

A unos metros del estadio Madre de Ciudades, en uno de los asadores de la zona, Iván González y Melina Villagra esperaban el partido como si todo lo que los había separado no importara. Los cordobeses no eran pareja hace siete meses, pero el sentimiento por Boca Juniors los volvió a reunir. Ya no compartían una casa, pero seguían compartiendo el amor por los colores. “Nos separamos, pero compartimos la misma pasión”, dijo Melina, mientras miraba a Iván, con quien tiene dos hijos.

Desde Córdoba salieron con la peña “Todo Boca”. El viaje fue largo, pero ameno. “Vinimos tomando mate y conociendo un poco, tranqui”, contó Melina, que fue quien pidió sumarse. “Él me invitó y vinimos. Siempre salimos a la cancha juntos, así que esto también”, explicó. Aunque ya no estén juntos, el ritual futbolero sigue intacto. En la organización no hubo reproches, solo la decisión de volver a compartir algo que, más allá de lo personal, nunca dejó de unirlos.

Mientras tanto, quien se robaba las miradas era Juan Román González, uno de los hijos de Iván, quien tenía la pierna inmovilizada por una férula. “Me lesioné jugando al rugby, pero vine igual. Boca es todo para mí”, contó, sentado en una silla, sin perder la sonrisa. El nombre no es casual: Iván quiso homenajear a su ídolo. “El primer hijo que tuve le puse Juan Román por Riquelme. Al segundo quería ponerle Hugo Benjamín como Ibarra, pero no me dejaron”, confesó González. Y aunque Juan Román no es hijo de Melina, fue parte del viaje como si lo fuera.

El regreso de Paredes era un tema central en la charla. Para Iván, su vuelta representa juego, orden y liderazgo. “Le hace falta mucho al medio campo de Boca. Es alguien que va para adelante, lo que necesitamos”, opinó. Su admiración se completa con una esperanza concreta: que sea él quien haga el gol de la noche. Melina, por su parte, también esperaba con ansiedad ver al volante otra vez en cancha. “Hoy lo va a dejar todo. Ojalá meta un gol. Es lo único que esperamos”, dijo.

Cuando el fútbol une más que el amor

Aunque ya no vivan juntos, la cancha sigue siendo un espacio de reencuentro. Ella se hizo hincha por su abuelo, su papá y después por Iván. “Hoy lo vivo a la distancia, pero con la misma pasión”, contó. Porque cuando la camiseta atraviesa todo, ni el desamor alcanza para romper ese lazo. En la ruta, en la espera, en el aliento… el amor se fue, pero la pasión quedó.

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