LA PRESENTACIÓN DE “Antisemitismo”. Claudia Sbdar, Ariel Gelblung y Álvaro Aurane. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL
El principal desafío en la lucha contra los delitos de odio como el antisemitismo radica en la falta de consenso sobre qué conductas lo constituyen. De esta manera, Ariel Gelblung, director para América Latina del Centro Simon Wiesenthal, esbozó ayer el carácter de su obra “Antisemitismo: Definir para combatir”, que fue presentado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán, en el marco de la Diplomatura de Posgrado sobre Genocidio y Delitos de Lesa Humanidad.
La presentación contó con la presencia, además del propio Gelblung, de los vocales de la Corte Suprema de Justicia Claudia Sbdar y Daniel Posse, de Raúl Albarracín, Secretario de Gobierno, de Hugo Navas, Coordinador General Escuela de Gobierno de la Provincia de Tucumán y del periodista Alvaro Aurane. La obra, según el autor, propone un abordaje claro con especial énfasis en la necesidad de dotar a los operadores judiciales de herramientas conceptuales y normativas precisas.
En Argentina, desde 2020, el Poder Ejecutivo Nacional adoptó la definición de antisemitismo propuesta por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA). Esta definición, de carácter integral, fue posteriormente incorporada por numerosos organismos provinciales y nacionales, como el Consejo de la Magistratura de la Nación, el Consejo de la Magistratura porteño y la propia Cámara Federal de Casación Penal.
Para Gelblung, “el antisemitismo es el odio más antiguo de la historia, solo que ha ido cambiando de máscara en el tiempo”. Y aseguró que “decir: ‘no soy antisemita, soy antisionista’ y oponerse al Estado de Israel, es ser antisemita”.
“Creo que cada uno tiene una escala moral con la cual rige su vida y todos creen que tratan de hacer el bien. A veces no le sale, pero intentan. Una persona buena no puede odiar a otro por lo que es. Entonces, ¿por qué nosotros nos sentimos y sentimos esta sensación de discriminación constante durante siglos? Que cambia, muta y vuelve a tomar nuevas formas. El antisemitismo no es el mismo o el de mismo origen; a lo largo de la historia son capas pero cada capa nueva no tapa la anterior; se suman”, agregó Gelblung.
Según las reflexiones de Gelblung, el antisemitismo es una sensación de discriminación constante durante siglos que cambia, muta y toma nuevas formas, sumando capas de odio sin que las nuevas tapen las anteriores. Prejuicios ancestrales como “los judíos matan bebés” o “envenenan el agua” persisten hasta hoy; incluso afirmaciones como “los judíos inventaron el Covid”.
Diferencias
Una de las aclaraciones terminológicas cruciales es la diferencia entre “judío, hebreo, israelita” como sinónimos de una identidad, y “israelí” como la persona nacida en Israel, que puede ser de cualquier religión o etnia. El sionismo se define como el movimiento de autodeterminación nacional del pueblo judío en su tierra ancestral, despojándolo de la demonización y la idea errónea de que busca “sacarle las cosas al otro”, indicó. También habló sobre “el prejuicio sobre el dinero, que llevó a los judíos a dedicarse al préstamo, no fue por elección, sino porque no se les permitía tener tierras ni ejercer otras profesiones. De esta necesidad, paradójicamente, nacieron innovaciones como la carta de crédito”. Al respecto, recordó que “Yehuda Bauer señalaba que el antisemitismo es un problema de las sociedades, no de los judíos, y que son las sociedades las que deben combatirlo, ya que las políticas antisemitas causan más muertes de no judíos”. Gelblung también dijo que “es perverso comparar a los judíos o israelíes con los nazis, ya que busca normalizar el odio y deshumanizar, sugiriendo que ‘ellos no fueron tan malos’ o que debieron ‘haber terminado la tarea’. Los nazis no fueron el primer ni el último antisemita, pero sí el que más se acercó a eliminar a los judíos. Se distingue de la Inquisición, que buscaba acabar con el judaísmo si se renunciaba a la fe, de los nazis, que perseguían a los judíos por su origen, sin importar la profesión de fe. Fenómenos como el negacionismo, el relativismo, la banalización del Holocausto y la distorsión histórica son hermanos menores del nazismo”.
El abogado además recalcó que “Argentina es un ejemplo en la lucha contra el antisemitismo, habiendo enfrentado estos prejuicios hace décadas, especialmente tras los atentados terroristas”. “Esto fortaleció la voz de la comunidad judía y llevó a mejores leyes y a una sociedad más inclusiva. El país forma parte de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), un organismo internacional del que Argentina es el único país latinoamericano miembro y que presidirá próximamente”, dijo. “Estos prejuicios que hoy el mundo está encontrando nuevamente nosotros los tuvimos que enfrentar hace décadas atrás después de los dos atentados. Y esto hizo que la voz de la comunidad judía en la Argentina se escuche más. Y esto hizo que tengamos mejores leyes. Y esto hizo que tengamos 40 años ininterrumpidos de democracia y de reconocimiento de la vida en una comunidad inclusiva. Hoy nosotros somos ciudadanos igual que cualquier otro. ¿y saben qué? nosotros usamos la ley para poder echarle en cara a aquellas personas que no nos lo permiten o que pregonan lo contrario”. Y concluyó “la adopción de la definición de antisemitismo de la IHRA, con sus ejemplos claros, ha sido fundamental. Permite que los hechos antisemitas sean considerados delitos bajo la ley antidiscriminatoria, ya que no es necesario demostrar la intención subjetiva de la persona, sino que el acto es objetivamente antisemita. Esto ha resultado en más de diez condenas judiciales por hechos antisemitas en Argentina”.
La importancia de la memoria
La vocal de la Corte Suprema, Claudia Sbdar, celebró que “se trabaje en un marco de diálogo interinstitucional la Universidad Nacional de Tucumán, el gobierno de la provincia, la Escuela de Gobierno de la provincia y la carrera de diplomatura en materia de derechos humanos. Sumar esfuerzo, sin duda, que genera mejores resultados”. Y habló con respeto al Centro Simon Wiesenthal. “Uno de sus objetivos es sobre la memoria del holocausto. Por supuesto, combatir el odio, por supuesto, cazar nazis y por supuesto que sin duda promover la educación en tolerancia. lo cual a su vez se puede desarrollar en una cantidad enorme de subpuntos pero creo que es fundamental poner el acento en esa idea que es el objetivo central, es mantener viva la memoria del holocausto”. “Recordar el holocausto no es simplemente un ejercicio de memoria. Es una obligación moral mantener viva la memoria de las víctimas y asegurar que las futuras generaciones conozcan la verdad de lo que ocurrió. El holocausto es una herida abierta en la conciencia de la humanidad que debemos sanar a través del recuerdo y la educación”, explicó. Y agregó: “el holocausto nos muestra hasta dónde puede llegar el odio cuando se institucionaliza. Nos recuerda que el antisemitismo, la intolerancia y la deshumanización pueden, si no se detienen a tiempo, convertirse en políticas de Estado con consecuencias atroces”. Por eso, dijo, “recordarlo es una advertencia viva. No hay sociedad inmunizada contra la barbarie. Frente a los intentos de negacionismo o minimización mantener la memoria del holocausto es defender la verdad. La negación del holocausto no es solo una falsificación del pasado, es también una amenaza para el presente porque erosiona la confianza en los hechos y debilita los consensos democráticos”.
"El odio a los judíos persiste hoy"
El licenciado y periodista Álvaro Aurane fue el encargado de presentar el libro de Ariel Gelblung. Y dijo: “el antisemitismo es mucho más que un simple prejuicio; es una forma de odio profundo y persistente hacia los judíos, que ha evolucionado a lo largo de los siglos, adaptándose a diferentes contextos históricos y políticos. Para comprenderlo en su totalidad, es crucial examinar sus orígenes y cómo ha mutado hasta la actualidad”. “A pesar de la magnitud del Holocausto y la condena global, el odio a los judíos persiste hoy en día, aunque ha adoptado nuevas formas. Si bien antes los odiadores de judíos se identificaban y se sentían orgullosos, ahora trafican ese odio de maneras más sutiles”, afirmó. “Una de las manifestaciones actuales es la deslegitimación del Estado de Israel. A pesar de que la existencia de Israel fue una resolución de la ONU (Resolución 181 del 29 de noviembre de 1949), hay quienes niegan su legitimidad, lo que en muchos casos es una forma velada de antisemitismo. En resumen, el antisemitismo es un odio arraigado que ha persistido a lo largo de milenios, mutando en sus pretextos y manifestaciones, pero manteniendo su objetivo central: la persecución y demonización del pueblo judío. Comprender su historia es fundamental para reconocer y combatir sus formas actuales”, destacó.
























