El debate sobre si la Argentina ha sido o no una potencia económica se ha convertido en un problema de interpretación de la palabra “potencia”. Afirmo esto porque los lectores de esta sección, que criticaron a la Argentina que surgió luego de la organización nacional y la generación del 80, reconocen algo que es obvio: en esa época estábamos entre los 10 países más ricos del mundo. El tema ahora es que ser un país tan rico, para el lector Daniel Campi no nos convierte en potencia; él considera que el PBI (Producto Bruto per Cápita) no es suficiente para ser una potencia económica. Debe admitir el lector que ese índice nos sirve para valorar la calidad de vida de los pueblos; basta con mirar las tablas y averiguar cómo se vive en los países con más alto PBI para confirmarlo. Argentina no solo era rica; podíamos mostrarle al mundo un sistema educativo de excelencia, nuestra ciencia, nuestra cultura y nuestro arte. Con un extenso territorio, no es comparable con Singapur, Mónaco o Andorra. Es muy injusto que nos consideren como un simple peón. Esto es muy importante porque la crítica que personalmente hago al “colectivo autopercibido progresista” es que ellos consideran que la Argentina del centenario tenía “una ostentosa concentración de la riqueza” en “un raquítico y empobrecido territorio nacional” (carta del Sr. Guardia Bosñac del 28/07). Ese “relato” es inaceptable incluso considerando los conceptos del historiador Campi en LA GACETA del 20/07: “el nuestro era un país próspero”, “con una movilidad ascendente”, “con una pujante economía”. A esas certeras afirmaciones le agrego el hecho de que nuestro país recibía, en forma masiva, inmigrantes de toda Europa y parte de Asia; ¿alguien puede hacernos creer que llegaban a aumentar la pobreza en un país tan desigual como afirma ese colectivo? Después de la Argentina del centenario, que defiendo con pasión y orgullo, la “película” sigue y vino la crisis de los años 30. Pero esa es otra historia; entonces perdimos el rumbo, ya no están los líderes de la generación del 80; tenemos otros personajes, la forma que reaccionaron ante los cambios de la economía global admite otro debate y ya no es responsabilidad de los héroes que hicieron grande a la Argentina del centenario.
Luis Ovidio Pérez Cleip
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