Cartas de lectores: cuando fuimos potencia (I)

31 Julio 2025

Poniendo fin a mi participación en un debate totalmente agotado, respondo otra vez al lector Luis Ovidio Pérez Cleip, que insiste en impugnar los conceptos que vertí en la entrevista que me hizo LA GACETA (edición del domingo 20). En primer lugar recomiendo la lectura de una nota publicada este miércoles en “La Nación”, totalmente coincidente con la postura que explicité en dicha entrevista: la Argentina del modelo agroexportador no puede considerarse una “potencia mundial”. Con una matriz productiva excesivamente especializada en cereales y carnes, era un país pujante y muy próspero, pero imposibilitado de imponer reglas en la economía global como lo hacían las potencias de verdad. Lo que no deja de asombrarme es la perseverancia de algunos compatriotas en aferrarse a una visión idealizada del pasado contra toda evidencia, porque las debilidades estructurales del modelo han sido suficientemente demostradas por distintas escuelas historiográficas. En algunos casos se trata de un uso político interesado e innoble de la historia; en otros prevalece la mirada nostálgica de una época en la que se creía que el progreso agroexportador era ilimitado, aunque se derrumbó como un castillo de naipes en la década de 1930. También hay un gran desconocimiento sobre los “liberales” de la llamada “Generación del 80”. Con matices, fueron, nada más y nada menos, los constructores del moderno Estado Argentino. Promovieron la educación pública, uno de nuestros orgullos nacionales, fundando escuelas y bibliotecas a lo largo y a lo ancho del país; crearon universidades, hospitales y empresas estatales, como YPF y nuestros imponentes Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo (en la década de 1920 trabajaban allí más de 2.000 operarios); invertían también en ferrocarriles, pavimentaban rutas y construían puentes; financiaban largas estancias en Europa para que se perfeccionaran profesionales y artistas, tales los casos de Cecilia Grierson y Lola Mora; cuestionaban la prepotencia de yanquis y de las potencias europeas que afectaban la soberanía de las naciones latinoamericanas, enfrentándose al Panamericanismo del país del Norte, y con la “Doctrina Drago” (segunda presidencia de Roca) se rechazaba la intervención y el uso de la fuerza de las grandes potencias para cobrar deudas en nuestro subcontinente. En lo económico, además, no eran librecambistas 100%, ya que protegieron a Cuyo y al Norte con altas tarifas aduaneras. Como dice el historiador Lucas Llach, precandidato a vicepresidente en la coalición Cambiemos en 2015, que ocupó altos cargos el gabinete económico de Macri entre 2015 y 2019, “El roquismo fue economía abierta, pero también desarrollismo (…) Es muy difícil llamar ‘liberal’ a ese momento histórico. Sólo se entiende en comparación con lo que vino después, pero no en relación con el peso del rol del Estado durante esos años” (“La Nación”, 30/07/2025).

Daniel Campi                                         

danielcampi2@gmail.com

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