PEREGRINOS. León XIV saluda luego de la misa en las afueras de Roma. afp
ROMA, Italia.- Más de un millón de personas asistieron a una misa en Roma presidida por el papa León XIV en el último día del llamado Jubileo de los Jóvenes, que ha reunido durante una semana a participantes de todo el mundo.
“Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen”, dijo León XIV en su homilía.
La misa se celebró en un gran explanada en las afueras de la ciudad, al igual que el resto de celebraciones de este jubileo juvenil, unos de los momentos destacados del Año Santo, que atrajo a medio millón de jóvenes a Roma.
El sábado por la noche, antes de una vigilia nocturna encabezada con el pontífice, los organizadores confirmaron la asistencia de 800.000 personas en el enorme espacio al aire libre habilitado en el distrito de Tor Vergata, en las afueras de la capital italiana. Y este domingo, el Vaticano anunció que la cifra había aumentado a un millón de asistentes.
La mayoría de los presentes durmieron en el suelo, en tiendas de campaña, sacos de dormir o colchonetas, esperando la misa bajo un cielo soleado.
Entre ellos estaba el neoyorquino Christofer Delano, “muy feliz de ver al papa León”, pero sorprendido por la multitud. “No esperaba ver a toda esta gente. Sabía que iba a haber mucha gente, pero no sabía que iba a ser tanta”, contó.
El Papa de 69 años también evocó en sus palabras el sentido de la felicidad. “¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿Qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad?”, se interrogó.
Tampoco quiso olvidar a los peregrinos que viajaron a Roma desde regiones devastadas por la guerra, “Estamos más cerca que nunca de los jóvenes que sufren los males más graves, causados por otros seres humanos”, dijo en la oración del Ángelus.
“Sigan caminando con alegría tras las huellas del Salvador, y contagien a los que encuentren con el entusiasmo y el testimonio de su fe. ¡Buen camino!”, lanzó para despedir a los jóvenes que ahora regresarán a sus casas.
El evento, bajo un cielo soleado, estuvo acompañado por la música de un coro y la presencia de unos 450 obispos y 700 sacerdotes, todos con túnicas verdes.





















