Últimamente me ha llamado la atención en redes sociales que muchas personas hablan sobre “su jubileo” para referirse a su “jubilación”. Si bien ambas palabras tienen una etimología común en el latín “iubilare” que significa “gritar de alegría”, en su uso son muy diferentes. El término “Jubileo” proviene del latín “iubilaeus”, que deriva del hebreo “yobel” y que hace referencia a la tradición judía bíblica de hacer sonar una “trompeta de cuerno de carnero”, cada 50 años, para iniciar un período caracterizado por la liberación de los esclavos, el perdón de deudas y el descanso de la tierra. Siguiendo esta tradición la Iglesia Católica desde el año 1300, con varias interrupciones, cada 25 años declara un “Año Jubilar” o “Año Santo” como un momento extraordinario de gracia. Por otra parte la “jubilación” se asocia con la palabra, del período medio del idioma francés, “jubiler” que significaba “retirarse”. La “jubilación” como práctica es más antigua de lo que creemos porque en el imperio romano los militares tras 25 años de servicios recibían una parcela de tierra y el dinero equivalente a 12 años de paga para iniciar una nueva vida. Y, en la edad media tardía y la moderna, la “jubilación” fue un beneficio que se otorgaba tras 50 años de servicio.
Marcelo Daniel Castagno
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