El accidente de la motociclista embarazada que viajaba con sus tres hijos en el vehículo generó sensaciones encontradas. Por un lado hubo empatía solidaria con esta familia involucrada en un accidente: los tres chicos fueron hospitalizados mientras que ella, que sufrió golpes muy fuertes, dio a luz mediante cesárea en el Hospital Padilla. Por otro lado hubo indignación que se expresó en redes sociales. Estaba tan afilada la cancelación que pareció no importar la gravedad de la señora y la devastación que el accidente causó en esa familia, a tal punto que el padre de los chicos pidió que se suprimiera la colecta solidaria que habían iniciado amigos para ayudarlos. Él es vendedor ambulante y se quedó sin ingresos porque debió cuidar a sus hijos tras el accidente. Apenas una vecina del barrio dijo que no culpaba a la joven por trasladar a sus hijos en moto. Ahí pareció acercarse a la frase bíblica: “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, que de algún modo obliga a pensar, más allá de la primera indignación, en la realidad de una sociedad inundada por motos.
La realidad ha sido pintada desde varios puntos de vista. La moto se ha ido transformando en el vehículo por excelencia. Cómodo, maniobrable, accesible... ha reemplazado al ómnibus que está en tremenda decadencia -las empresas de colectivos ahora están debatiendo la crisis en que se encuentran por la “motouberización” del transporte público- y su uso está generando problemas por doquier. En Simoca reemplazaron a los sulkis, que no pueden entrar al centro; en los pueblos sin transporte público prácticamente sólo hay motos. ¿Se sabe cuántas? No. Desde hace varios años, en los hospitales la mayoría de los accidentados son motociclistas, porque las motos son ya vehículos de esparcimiento, de uso familiar y de trabajo. Ahora, con el crecimiento del sistema de traslado de Uber Moto, ya habrá, además de conductores accidentados, pasajeros quebrados o algo peor.
Como hace 10 años
¿Llama la atención que la directora del hospital de Niños diga ahora que el 65% de los chicos accidentados habían sido trasladados en vehículos de dos ruedas? Sí debería generar alarma, pero de modo más contundente que hace 10 años, cuando se advertía en el hospital de Niños que el 70% de las muertes de chicos en la capital era por traumatismo. “Tenemos cada vez más pacientes traumatizados y a edades más tempranas. La gran mayoría de las víctimas iba en moto. Chicos que a los 10 años ya están conduciendo un vehículo de estos y se accidentan. También los que viajan como pasajeros sin ningún tipo de protección: bebés que van en los brazos de su mamá y pequeños a los que trasladan sentados en el tanque de nafta”, decía la doctora Julieta Vilar, entonces coordinadora de la guardia del nosocomio en la nota “El 70 % de las muertes de chicos en la capital es por traumatismo”, del 8 de noviembre de 2015. Daba cuenta de que 10 años antes, en 2005, se atendía un accidentado grave cada 15 días. “Hoy tenemos cinco casos graves por fin de semana”, explicaba, advirtiendo que la atención de los heridos en choques se había multiplicado por 10 en una década.
¿Y ahora en 2025, cuando el parque de motos ha crecido hasta niveles atronadores? Se estima que hay 650.000 motos y que andar en moto es 80% más barato que hacerlo en auto...
En el interior, donde no existen ni transporte público ni controles, no cabe imaginarse que la gente deje de lado la practicidad de la moto para subirse a ómnibus desvencijados o transportes piratas. Ni siquiera el boleto gratuito ayuda, porque el pase es para el alumno, no para el adulto que lo lleva a la escuela.
Además, la prohibición de trasladar niños en moto es relativa. No la establece la Ley Nacional de Tránsito 24.449. “Uno de los principales problemas que tenemos con este tema es la falta de un criterio común a nivel nacional. La Ley Nacional de Tránsito no especifica una edad mínima para trasladar a un menor. Al ser la Argentina un país federal en el que las provincias retuvieron sus potestades sobre la legislación del tránsito, cada una de ellas, e inclusive cada municipio, han determinado limitaciones distintas. En la CABA los acompañantes no pueden ser menores de 16 años, mientras que en Paraná la edad mínima es de 8 años. Un caso particular es la provincia de Córdoba donde se establece un doble límite de seis años para andar por ciudad y 10 años si se circula en ruta”, dijo el presidente del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam), ingeniero Fabián Pons, en una nota de La Nación (27/08/21). Sin embargo, la Ley 24.449 establece dos condiciones: “que el pasajero viaje detrás del conductor y que use un casco apropiado”, añade la nota.
Ya esta dispersión legislativa indica que hay diferentes modos de hacer frente a esta epidemia invisible de los accidentes. ¿Se capacita a policías e inspectores de tránsito para reaccionar frente a familias en moto? ¿Se entregan cascos para niños? ¿Se prevé que las motos lleven posapiés adecuados para los chicos? ¿Se entrega ropas adecuadas para ellos, como sí se entrega a ciclistas o a quienes usan patinetas? “Deben llevar vestimenta protectora de motociclista y, de no poseerla, al menos, pantalón largo grueso y botas, hombrera, codera y rodillera”, dijo la directora de Investigación y Educación Vial de Luchemos por la Vida, María Cristina Isoba, en la nota de La Nación. Y siguen las preguntas. ¿Se contempla el estado del pavimento? ¿El uso de motosendas más seguras? ¿Se piensa en mejorar el transporte público? ¿Se piensa en colectivos de traslado de estudiantes?
Ya en 2021 se decía que la mayor cantidad de motos estaba en la provincia de Buenos Aires y que le seguían Santa Fe, Córdoba, Tucumán y Chaco. Y que la mayor proporción de siniestros estaba en el NEA y en el NOA: en primer lugar, Formosa, seguida de Tucumán, Chaco y Catamarca.
Es de esperar que el Plan Integral de Transformación Cultural Vial, que se acaba de presentar, pueda llegar a aplicarse en serio. Porque sabemos mucho del “qué” y acaso del “por qué” ocurren los accidentes, pero no hemos hallado aún el “cómo” resolverlos. Tal vez se podría empezar por entender lo que le ha pasado a esa familia accidentada, y ayudarla.


















