Un tema de vigencia constante y su difusión aparece por oleadas ante casos extremos como el ocurrido hace unos días donde un vehículo unipersonal (y eventualmente para dos) ¡Viajaban cinco! (cuatro personas más una en período de gestación). Digo esto porque un periodista planteó en LA GACETA un análisis pormenorizado y con exactitudes sobre lo que está ocurriendo. La concurrencia a viajar en colectivo (por el costo del pasaje a una persona) se le filtra gran parte del salario lo que motivó la reducción de este servicio a menos del 30%. Entonces, la solución: ¡Las motos! Que tengo entendido que se las entrega en el día con requisitos mínimos; y ante la enorme invasión de estos rodados, surgen los problemas colaterales por su mal uso. Ej.: imprudencias como andar sin luces, contramano y otras variantes que el periodista plantea con toda claridad y lo grave de esto es que está naturalizado, pero voy al punto: como usuario de automóvil ante cualquier inconveniente el culpable desde el minuto uno es el de “cuatro ruedas”... Y el daño que le produjo trate de cobrárselo a Kristalina Giorgeva, porque sus seguros son una farsa. Algunos sugieren multas elevadas, sobre todo a reincidentes, entonces pregunto: ¿Qué multa le puede cobrar a una persona que no puede pagar los boletos de colectivo y carga nafta de a dos litros? Allí paralelamente surge otro problema que son los predios cubiertos de motos secuestradas que terminan compactadas. Sin duda es un problema complejo y con muchas aristas por lo tanto la solución también lo es.
Alberto Segulja
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