12 Agosto 2025

El inmenso caudal informativo que recibimos diariamente provoca reacciones diferentes en las personas. La mayoría se desconecta de los medios tradicionales de comunicación (prensa escrita, televisión, radio) y se informa solamente, si lo hace, por medios digitales. Podría decirse que es un inconsciente mecanismo de autodefensa, ante la incapacidad de procesar tamaña masa de datos y quedan entonces en el camino, hechos puntuales de suma importancia, pero quizás intrascendentes para millones de individuos. Uno de ellos es, según una opinión personal, el desastre humanitario que está ocurriendo, ahora mismo, en la franja de Gaza. Allí, como resultado de una operación del grupo terrorista Hamas, en octubre de 2023, en donde murieron más de 1.200 ciudadanos israelíes y fueron secuestrados otros 250, el gobierno israelí, como represalia, invadió la misma, provocando hasta el día de hoy la muerte de alrededor de 100.000 civiles palestinos, en su gran mayoría mujeres y niños, además de periodistas y personal sanitario extranjeros y hasta una iglesia cristiana, que fueron blanco criminal de los bombardeos israelíes. Con el siempre explícito apoyo de EE.UU. y a pesar del repudio de la comunidad internacional, incluida su propia población, esta matanza continúa sin ningún sentido, constituyendo la mayor tragedia humanitaria del presente siglo. Y no estamos hablando de un conflicto armado entre dos países: se trata de uno de los mejores ejércitos del mundo en contra de civiles indefensos, usando como pretexto el exterminio de Hamas. Esto se conecta con nuestra realidad porque el presidente Milei se alineó, inmediatamente al asumir y casi a título personal, del lado del gobierno israelí. Entonces, sin ningún tipo de justificativo que explique la incondicionalidad de este apoyo, quizás solamente una vivencia personal del presidente Milei, toda la nación se ve arrastrada a un conflicto del que no somos arte ni parte. Esto ya tuvo sus consecuencias cuando el siniestro gobierno iraní nos proclamó sus enemigos, tras la destrucción de sus arsenales nucleares, por la disputa que tambien mantiene con Israel, como con la mayoría de sus vecinos árabes. Como practicantes de la fe cristiana y defensores de la paz, antes de cualquier guerra, repudiamos enérgicamente esta indefendible postura de nuestro Presidente, apoyando la matanza de civiles. De ninguna manera podemos ser cómplices del accionar del primer ministro israelí. Indigna a la par también el inexplicable apoyo de cierto sector del periodismo que hace la vista gorda ante esta repudiable tragedia. Y finalmente elevamos, como creyentes, nuestras más sentidas oraciones, para que vuelva la paz a este lugar tan castigado de nuestro planeta.

Ricardo A. Rearte  

ricardorearte333@gmail.com

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios