Salvo en la cabeza de los conservadores fuera de época se podría calificar que fuimos potencia, en el concierto mundial. La revolución de 1890, conocida como la del Parque, encabezada por Alem, Yrigoyen y tantos hombres ilustres de la política argentina, dio lugar en años venideros al nacimiento de la UCR. Si bien éramos como lo definiera Alem -”nuestra causa es la causa de los desposeídos”-, se luchaba para el acceso a que del pueblo a la educación pública -Ley 1.420 a posteriori-, la Reforma Universitaria de 1918 y los gobiernos democráticos interrumpidos por el golpe de 1930 de fuerte contenido fascista. Con los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial nuestra sociedad se dividió entre los que apoyaban a la Alemania nazi y el fascismo, y otros que se aglutinaron en la Unión Democrática. Con los años surgió el peronismo para sintetizar; ninguno de los dirigentes y militantes radicales de entonces estuvo de acuerdo con la picardía de Perón de concretar una fórmula ya sea con Sabatini o con Balbín; los que no estaban de acuerdo se fueron del partido. Es cierto, lamentablemente tanto la UCR como el peronismo se olvidaron de sus líderes. No hay camino sin retorno cuando se sustentan valores democráticos en defensa de las instituciones y la libertad. Al radicalismo se lo dio por desaparecido, pero nos recuperaremos y los “pelucas o melenudos” estarán de más.
José Luis Avignone
Marcos Paz 922 - S. M. de Tucumán















