En una tan extraña como insólita parábola, notorias organizaciones de Argentina, autodenominadas defensoras de los derechos humanos, hicieron pública una demanda al gobierno venezolano por la detención ilegal, según dicen, de una persona opuesta a los modos del gobierno de turno. Si bien es lícita y encomiable la intención de poner de manifiesto toda actividad represiva emprendida desde el poder, llama la atención que la misma se produzca después de casi 30 años que estas prácticas son habituales en el país centroamericano. Es de pensar que la persona detenida, pertenece o milita en alguna agrupación cercana o coincidente con las organizaciones de derechos humanos argentinas, de allí la estentórea denuncia ampliamente publicitada. En ese caso denotan una rara vara de medir sus manifestaciones públicas y esfuerzos militantes, teniendo en cuenta que dichos derechos son universales, se refieren al ser humano poseedor de libre albedrio y dueño de sus ideas políticas y sociales, que debe ser defendido en todos los casos, más allá de toda frontera militante o partidista. Si, por el contrario, su demanda al régimen venezolano reclama por todos aquellos que puedan estar siendo perseguidos por sus ideas, cualesquiera sean, no tenemos más que agradecerles que, más allá de la demora de 30 años, se hayan animado a poner en evidencia casos de injusticia, sin reparar en rótulos ideológicos o partidistas: mis felicitaciones.
José Félix Risso
Belgrano 108 - San Isidro de Lules
















