Cartas de lectores: política y liderazgo

18 Agosto 2025

La discusión sobre la temática del liderazgo -y, dentro de ella, qué se puede considerar un “líder”- es muy antigua en las Ciencias Políticas y también en la Sociología. Max Weber y Durkheim, entre otros pensadores de la Europa del S. XIX, pero de manera mucho más cercana, Juan D. Perón en nuestra Argentina de mediados de siglo nos esclarecen al respecto. Consideraremos en principio que un líder es alguien capaz de ejercer el arte de influir sobre un grupo para que trabaje en pos de un proyecto. Si hablamos de un líder democrático y progresista, estos objetivos estarán dirigidos a colaborar con el bien común. En este sentido el líder se expresa por medio de la autoridad y no a través del poder descarnado. La diferencia radica, en que la primera genera adhesiones voluntarias en la mayoría de los casos, debido al carisma personal de quien ejerce el liderazgo; el segundo generalmente, se expresa por la coacción y la fuerza, lo que suele generar adhesiones la mayoría de las veces no voluntarias. Aquí comienza a dividirse el camino que perfila un líder “democrático” de alguien que ejerce una conducción basada en naturaleza y principios autoritarios. El líder democrático entiende su función como un acto de servicio y lo lleva adelante dando muestras de honradez y ejemplo a los demás. El Estado ( según su entender) es patrimonio común de todos los ciudadanos. Adopta un compromiso vital con el conjunto y asume una línea de trabajo donde el respeto por sus dirigidos es la característica principal. Otro factor importante en el manejo del líder democrático es la práctica de la consulta y el mecanismo del consenso en la toma de decisiones. Podemos decir también que la mayoría de estos líderes asumen primero que nadie los riesgos y las consecuencias que derivan de las decisiones adoptadas por el conjunto. Sus seguidores tienden a ser grupos convencidos y partícipes de las doctrinas sostenidas y no objeto de la cooptación de tipo clientelista o cautivo en términos políticos. En contraposición, quien ejerce una conducción basada en el autoritarismo (sea a nivel micro o macro social) tiende a manejarse de manera autocrática concentrando en si mismo la toma de decisiones; no simpatiza con el trabajo en equipo y considera en inferioridad a los demás en orden a las capacidades operativas e intelectuales. Otra característica de este tipo de conducción se manifiesta en la adopción de posiciones de fuerza y control férreo sobre los grupos dirigidos; pueden llegar a ser desde pequeños grupos hasta una sociedad entera. Otros factores importantes de un liderazgo progresista son: a) el líder democrático se siente conductor del conjunto sin discriminar entre grupos o sectores, posee apertura y lucidez para captar los aportes que se le hagan. b) Quien pretende dirigir con éxito un grupo humano o una sociedad entera debe ser proactivo y contagiar sus convicciones al conjunto. c) Dentro de las pautas democráticas, fomenta que la gente se exprese y actué pues estos hechos sociales sirven de puntos de referencia para estar siempre con los “pies sobre la tierra” y saber hacia dónde se deben dirigir las acciones. Además, la movilización social suele ayudar al líder en la toma de algunas decisiones importantes que afecten intereses particulares en beneficio del conjunto. d) La solución de los problemas y la rectificación de rumbos como también todo hecho que haga al futuro de la sociedad compete al conjunto, aunque el líder democrático asume la responsabilidad final. Se debe rescatar que el líder democrático asume realmente su autoridad como un acto de servicio a los demás, por ello en sus manifestaciones cotidianas hablará no de un “yo” sino de un “nosotros”.

Rubén Ricco                          

rubenriccomusri@gmail.com

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