En ocasión de presentar a sus candidatos para la Provincia de Buenos Aires en un acto realizado en La Plata, Milei exhibió sus habilidades de gran simulador, al que no le falta la mano derecha, pero le sobra torpeza e ineptitud para la función de Presidente. Ante la adhesión de economistas por él escuchados, consultoras de la nómina, el silencio cómplice de la prensa escrita y medios televisivos etc., el Presidente, motivado por su personalidad narcisista, retomó el sendero del insulto y la descalificación, para estimular al público, saltando y profiriendo alaridos irreproducibles. Su condición de “topo” del Estado no le permitió advertir la crisis y la necesidad imperiosa de la gente que busca salir del fango en que el ajuste los metió. Presionado por la incertidumbre electoral, dijo que con el peronismo no se puede discutir ideas, creyéndose una síntesis de Sócrates y Platón. Con la expectativa de un triunfo en las urnas, Milei intenta ocultar el “Triángulo de las Bermudas” de Caputo, y la derrota de los “Golden Boys” a manos del mercado. Está a la vista el fracaso del plan porque: desaparecieron U$S 44.000 millones; la gestión deambula al borde del precipicio sostenida por la bicicleta financiera; las reservas están al límite, el cepo no se levantó sino que se flexibilizó; las tasas altas encarecen el financiamiento frenando la economía; la endeblez del proyecto pone en riesgo la subsistencia de la deuda; el interés del adelanto en cuenta corriente subió al 80%; continúa la emisión monetaria; el encaje bancario trepó al 50%, etc. Ante una escasa concurrencia, y candidatos desconcertados, LLA lanzo su aventura electoral, en un escenario de crisis, donde la pobreza es directamente proporcional al enriquecimiento de un minúsculo grupo de fugadores, apostadores de la timba financiera y de la corrida cambiaria.
José Emilio Gómez
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