Santiago Garmendia, sobre “Homo Argentum”: “Es un bestiario de la argentinidad”

Según el filósofo, “Homo Argentum” es una obra que invita a la risa y al análisis de la identidad argentina. Equilibra humor, crueldad y reflexión sobre lo que somos y cómo actuamos.

ANÁLISIS. Garmendia reflexionó sobre la película en cines Del Solar. ANÁLISIS. Garmendia reflexionó sobre la película en cines Del Solar.

“La película juega con la corrección política y presenta un juego de espejo entre lo que se debiera hacer y lo que realmente se hace”, aseguró el filósofo, Santiago Garmendia, al analizar “Homo Argentum”, el nuevo proyecto de Guillermo Francella. Con estas palabras, Garmendia resumió la esencia de una obra que se convirtió en la película argentina más exitosa de los últimos dos años.

Sin embargo, el éxito de taquilla no se reflejó en la función de ayer a las 17.25, en la que pocas personas ocuparon las butacas. Ese contraste entre cifras de récord en Buenos Aires y una sala casi vacía en Tucumán subraya el carácter peculiar de la película, que, según Garmendia, juega con la risa y la incomodidad. “Uno espera cierto desenlace. A veces sucede lo que esperamos, y otras, nos dan vuelta”, dijo.

Humor y crueldad

El filósofo explicó que “Homo Argentum” combinaba crueldad y humor de manera particular. Comparó uno de los relatos con la película italiana Los monstruos, por generar situaciones que provocaban risa incómoda: “Me parece que uno se puede reír de los otros, del malvado, del pobre que termina haciendo un giro que uno no se imagina, del cura y su discurso ridículo, de lo satírico”. La obra también trabajaba con estereotipos y prejuicios. Episodios violentos sorprendían por alejarse del desenlace esperado. “En algunas escenas, se esperaba que haya una especie de desenlace como en ‘Relatos salvajes’ y eso no sucedía”, comentó.

Para Garmendia, la película reflejaba tanto igualdad como desigualdad entre los personajes, pero siempre con un propósito: “En el proyecto, hay un propósito de reconocernos entre tantos argentinos que nos muestra”.

“Una palanca de cambios”

En una comparación entre la estructura de la película y la conducción de un auto, Garmendia dijo: “Es como una especie de palanca de cambios que se usa durante las casi dos horas del filme sin parar. Vamos de primera a reversa y a tercera en segundos”. Según él, la obra permite percibir los estereotipos desde afuera, como un bestiario de la argentinidad, pero también desde dentro, genera un efecto cómico y transformador: “Si uno lo ve desde adentro, siendo representado, produce un efecto cómico, y quizá también transformador”.

Garmendia destacó la relación entre discurso y acción, especialmente en escenas en las que los personajes no actuaban de acuerdo con lo que decían. “Hay una diferencia entre la palabra y los actos. Toda la película juega con eso: una cosa es lo que dice y otra cosa es lo que hace”, explicó. Según él, la obra invita a la reflexión sobre la argentinidad y la manera en que los estereotipos se reconocen y transforman mediante la comedia.

El filósofo aclaró que, aunque no siempre se sintiera reflejado en los personajes, reconocía los estereotipos y los identificaba. “No me siento identificado, pero los reconozco. Siempre tenemos una imagen de uno mismo”, dijo y destacó que los momentos de humor funcionaban como un descanso y a la vez cuestionaban ciertos relatos: “A veces nos hallamos en situaciones que nos dejan prisioneros de algún relato políticamente correcto”, concluyó.

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