Mi hijo y su mujer, con enorme esfuerzo y un crédito bancario pudieron comprar una linda casa en Pilar. Fue durante el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, los intereses fueron subiendo y cuanto más pagaban más debían. Tuvieron que vender su casa e irse a una más chica. Achicarse es la consigna del pueblo argentino, mientras que las corporaciones financieras nunca pierden. Para la casa grande le había regalado dos árboles, una palmera que nació de una semilla y ya no cabía en mis macetas y un limonero, que también nació de semillas. Recuerdo los famosos años 2000, la gente golpeando las puertas del Bank Boston y del Citi. Pero los grandes capitales ya se habían fugado, los que golpeaban eran los jubilados que perdieron todos sus ahorros y los pequeños comerciantes. El ex presidente De La Rúa había pedido un préstamo al fondo para devolverles la plata a los grandes inversores y ahorristas que tenían la data del futuro corralito. Las corporaciones financieras nunca pierden. Nuestro futuro está ligado a la producción industrial, al desarrollo de nuestros científicos y técnicos, la informática, la producción satelital, las centrales atómicas, los aviones a reacción, la energía limpia, el petróleo , el gas y el litio, la tecnificación del campo, pero nunca el negocio financiero. La timba y la especulación, la fuga de capitales, nos empobrecen.
Esteban Tortarolo
etortarolo@gmail.com


















