Corría el año 1981 o 1982, la dictadura comenzaba a replegarse, la apertura democrática en ciernes. Algunos jóvenes radicales y veteranos mantenían la llama del radicalismo. Durante 80 años el partido, a nivel local, nunca tuvo casa propia, así que un grupo de entusiastas jóvenes que pertenecíamos a Franja Morada y dirigentes nos reuníamos con el temor y el riesgo de la época en casa de Hugo Fabio, de Chonchón Mothe, en el estudio de Mariano Arroyo, entre otros. Primero alquilamos la casa de calle Catamarca 851 y luego se compró lo que es la actual sede. Viene este introito histórico, porque a unos nos llama la atención ver desde hace tiempo que la obra que hizo el escultor Herman Langlouis, sin cobrar un centavo, esculpiendo el busto de Hipólito Yrigoyen, está en el piso del patio en el partido; la misma estaba en un pedestal, con placa, fecha y datos de quién fue. Hoy duele, da bronca, indignación, que el mismo esté en el piso desde hace tiempo, recostado en la pared, podrán esgrimir. La figura de Yrigoyen no se merece este trato; viene a mí memoria cuando desde su lecho de enfermo, rodeado de jóvenes, en 1933, con Alvear le preguntaron: ¿y ahora qué? Les contestó “hay que empezar de nuevo, rodeen a Marcelo”, por Alvear. Ojala esto suceda luego del 26 de octubre y se les grabe el mensaje por el bien de la república..
José Luis Avignone
Marcos Paz 922 - S. M. de Tucumán


















