Cartas de lectores: Un siglo de la BCG en Argentina

25 Agosto 2025

La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa causada por el bacilo de Koch o Mycobacterium tuberculosis. Esta enfermedad ocasionó más muertes que cualquier otra enfermedad infecciosa a lo largo de la historia: se calcula que costó la vida a 1.000 millones de personas, sobre todo en un mundo sin antibióticos, como lo fue el siglo XIX y gran parte del XX, hasta la Segunda Guerra Mundial. La tisis, o tuberculosis, era una enfermedad temida y devastadora. En 1908, dos científicos franceses -el médico Albert Calmette y el veterinario Camille Guérin- se abocaron a la búsqueda de una vacuna contra esta enfermedad. Trabajaron incansablemente, con paciencia y meticulosidad durante 13 largos años; y finalmente, el 18 de julio de 1921, un bebé recién nacido recibió por primera vez en el mundo la vacuna contra la tuberculosis: había nacido la BCG. Para lograrlo, Calmette y Guérin replicaron cultivos del bacilo en 230 ocasiones, hasta obtener el mismo atenuado, vivo, no virulento y apto para generar inmunidad al ser inoculado de forma intradérmica. Fue un trabajo de años en pos de la salud mundial, muy meritorio. Con los escasos medios de aquella época, pero con tenacidad y constancia, los científicos franceses alcanzaron su cometido con éxito. La BCG es hoy la vacuna más antigua aún en uso. En 1925, otro veterinario, bacteriólogo y casi médico argentino Andrés Arena la introdujo en nuestro país trayendo cepas de Europa para la fabricación de la anhelada vacuna BCG. Fue un antes y un después, porque a partir de entonces ya se contaba con un arma para luchar contra la enfermedad, mejorar la inmunidad y disminuir significativamente la mortalidad y la morbilidad. Ese mismo año, el Instituto Bacteriológico de La Plata preparó la vacuna en la Argentina y la aplicó por primera vez a 30 niños de la maternidad de dicha ciudad. Muchos de nosotros llevamos en el brazo una pequeña cicatriz: la cicatriz de la BCG, que marcó nuestra vacunación contra la tuberculosis. Esa marca es un símbolo de prevención y también de protección. Millones de seres humanos en el planeta recibieron la vacuna, y esta señal constituye el sello innegable y silencioso de la batalla mundial librada contra esta cruel enfermedad. En la Argentina, la BCG cumple 100 años gracias a Arena, y nuestro país fue el primero en usarla en América. La vacuna lleva las iniciales de los dos científicos que la inventaron: Calmette y Guérin. Hoy sigue siendo una herramienta médica fundamental en la lucha contra este centenario flagelo. Cada 25 de septiembre se celebra el Día Mundial del Pulmón, para concientizar acerca del valor de la prevención de las enfermedades respiratorias y el cuidado de la salud pulmonar, a fin de evitar y/o disminuir la incidencia del EPOC, el enfisema, el cáncer de pulmón, la tuberculosis, entre otras. Este año la BCG cumple 100 años en nuestro país. Todavía vigente y obligatoria en el calendario nacional de vacunación, es un motivo de orgullo y emoción. No todos los días se conmemora un siglo de historia en salud pública. Vaya, entonces, nuestro agradecimiento a los científicos que trabajaron por la salud universal: Robert Koch, Albert Calmette, Camille Guérin y Andrés Arena.

Juan Marcotullio

marcotulliojuan@gmail.com

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