El presidente, Javier Milei, está convencido de que el camino que recorre su gobierno es el correcto y de que es consistente la mayoría social que lo llevó al poder y que aún acompaña su visión “transformadora” de la Argentina. Eso quedó claro en su discurso de anoche, en el que ratificó su política económica de ajuste, déficit cero y superávit fiscal. También en su férrea postura de no aflojar con los vetos y en posar su mirada más allá de la coyuntura actual de derrota bonaerense, dólar en alza y mercados nerviosos. Pero también dio cuenta de que el gancho en la quijada que significó la derrota electoral le hizo daño. Anoche anunció que para 2026 habrá mejoras para discapacidad, salud, universidades y jubilados. El Presidente añadió que entiende que muchos argentinos “no perciban en su realidad material” lo que juzga como mejoras y sostuvo que “lo peor ya pasó”.
Antes de sus palabras por cadena nacional, había apuntado contra el peronismo. “Vamos en la dirección correcta, pero el kirchnerismo está dispuesto a reventar todo para volver al poder, aunque traiga inflación, caos y miseria”, había dicho Milei. Y allí está el corazón de su estrategia. Los dirigentes libertarios están seguros de que el 26 de octubre La Libertad Avanza ganará las elecciones en el promedio nacional, impulsados por la mezcla de temor e indignación que genera en un sector mayoritario la posible vuelta del “desastre kirchnerista”.
Como en otros pagos
En algunos encuentros de esa “mesa chica” que dialoga sobre política y analiza el camino de Milei en la presidencia recordaron un encuentro que tuvieron el año pasado con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. El excéntrico jefe de Estado le habría aconsejado a Milei no dar marcha atrás con su postura firme en algunos temas. Habría recordado que él mismo había vetado hasta el hartazgo leyes de la oposición durante su primer mandato (había llegado con un porcentaje bajo al poder y con escasos parlamentarios de su partido) y que se había enfrentado con la asamblea legislativa que había amenazado con destituirlo. Bukele habría rememorado que varios millones de salvadoreños salieron a las calles a apoyar su postura y que los legisladores debieron dar marcha atrás.
Algo similar creen que -si se llega a esos niveles de tensión- podría suceder en la Argentina si hay una facción del peronismo que intenta destituir al Presidente. Como sea, en la Casa Rosada se entusiasman con la posibilidad de remontar los resultados electorales de la provincia de Buenos Aires en octubre. En este punto tampoco se olvidan que hace dos años, con un marco completamente diferente, LLA también venía sucumbiendo en los comicios que se celebraban en diferentes provincias, pero que finalmente Milei se impuso sin problemas en las presidenciales. Lo que quizás no se pondera es que en ese momento el Presidente no tenía el peso de los yerros y los reclamos propios de los casi dos años de gestión que lleva adelante. Hasta entonces era sólo el economista disruptivo que prometía cambiar todo y sacar a la “casta” del Estado. El veredicto de las urnas en octubre tendrá el peso de condena o de consagración para el experimento libertario.
Siempre hay un tucumano
En medio del vendaval que desataron los resultados electorales bonaerenses emergió con potencia el rostro de un tucumano en todos los medios de comunicación del país. Lisandro Catalán asumió como ministro del Interior con la misión de recomponer la relación con las provincias y recuperar peso político. El funcionario apareció en fotos con media docena de mandatarios en menos de una semana, incluido Osvaldo Jaldo. Catalán confía en que podrá recomponer el diálogo sobre la base de un mix de promesas económicas y también políticas, que incluyen pactos de respeto al poder distrital de cada líder provincial. El gobernador y el ministro se llevan bien, pese a las chicanas y a las cuestiones “de peluquería”.
Más allá de esa tarea nacional, a Catalán le obsesiona lo que suceda en Tucumán. Es el presidente de LLA en el distrito y quiere que los candidatos de su nómina den la sorpresa el 26. Está convencido de que la darán. Por lo pronto los ayuda con visitas de peso, como la de Karina Milei y Martín Menem. Es muy probable que el propio jefe de Estado nacional venga a levantarle la mano a Federico Pelli y compañía. La estrategia libertaria es la de los afiches callejeros: pegar a Jaldo (con buena imagen pública) con Juan Manzur (de pésima aceptación social). Consideran que esa liturgia de recordar los males del kirchnerismo será clave para conseguir al menos una banca.
Con la derrota de LLA de hace dos domingos en Buenos Aires, el peronismo comarcano se ilusiona con la posibilidad de ganar el partido del 26 por 3 a 1. La foto en ese momento mostraba que era posible y que ese gol para la oposición podía convertirlo Roberto Sánchez. LLA en Tucumán no duda en que eso es muy poco probable que suceda y —como mínimo— confía en que obtendrá una banca y que terminará en segundo lugar, con el diputado radical detrás de él. Algunos deslizan que podrían aparecer algunas denuncias que harían tambalear el discurso del oficialismo local. ¿Carpetazos de campaña? Entre los libertarios dudan de esas versiones, convencidos de que preservar la buena relación con Jaldo es prioritario.
A paso firme, pero sin licencias
Por el lado del oficialismo, el gobernador camina con la seguridad de los campeones. Se siente con el respaldo social suficiente como para ganar con tranquilidad las elecciones y consolidarse como el líder absoluto del peronismo y de la política tucumana. La prioridad está en no cometer errores no forzados. El mandatario reitera a todos y cada uno de sus colaboradores que no quiere un escándalo que salpique su gestión, en especial en las áreas calientes como salud, educación y seguridad. Tampoco quiere dejar flancos abiertos en lo político, que sirvan de material de desgaste para la oposición.
Quizás por ello decidió, junto a Miguel Acevedo, que lo mejor sería que no se tome licencia en su rol de vicegobernador, aunque sea candidato a diputado. Jaldo ya había avisado que 30 días antes de la fecha de los comicios se alejaría temporalmente del cargo para dedicarse a la campaña. En un primer momento, Acevedo había dicho que haría lo mismo. Sin embargo, el gobernador y su vice habrían acordado que el titular de la Legislatura se quede a cargo de la Gobernación. De confirmarse esta versión, Acevedo se alejaría de la campaña durante ese lapso de tiempo y se enfocaría en la gestión, a cargo del Poder Ejecutivo.






















