Cartas de lectores: ¿Violencia escolar o violencia en las escuelas?

16 Septiembre 2025

El concepto “Violencia escolar” no proviene de la pedagogía científica, ni del ámbito de la educación; sino del ámbito judicial norteamericano que, desde hace ya muchos años, ha vinculado la idea de “violencia escolar” al consumo y venta de drogas en las escuelas. El concepto, como contrapartida, sufrió un enorme desarrollo mediático, que vino a justificar durante los 80s y 90s, el aumento del control social y de la “seguridad en la escuela” (detectores de metales, cámaras, policías en las entradas, etc.). El término “bullying”, que se usa para definir el acoso entre pares, proviene de la criminología norteamericana, pero circunscribe al acoso al ámbito de la escuela. Así se han ido desarrollando una serie de tipificaciones sobre esta forma de hostigamiento. El acoso en internet, por ejemplo, recibe el nombre de “cyberbulling”. La violencia simbólica es aquella que reproduce el orden social de la sociedad. Están presentes en las aulas y donde haya desigualdades, sean éstas manifiestas o no. No se tratan de actos de “violencia escolar”, sino de violencia en la escuela y son cosas diferentes. Reconocer una nueva taxonomía (clasificación), en este caso “violencia escolar”, sería aprobar la idea de que la escuela es un lugar violento o un lugar donde transcurre un “tipo” específico de violencia que no aparece en otros lugares. Esta tipificación de la violencia apunta a dar soluciones y salidas punitivas contra las comunidades escolares, cuando la realidad escolar demuestra que los hechos de violencia son los menos y que la mayor parte del tiempo en la escuela no hay actos de estallidos violentos, sino acciones pedagógicas. Es necesario comprender, abordar y construir un enfoque pedagógico propio, alejado del discurso jurídico y mediático que justifica el ataque a la escuela y a sus docentes. Varios autores dicen que lo que ha aumentado es la mediatización de los actos violentos en las escuelas; otros, entienden la violencia como un modo relacional, que aparece cuando la escuela y la familia pierden autoridad, etc. Una crítica real debiera partir de desasnar las condiciones sociales en la que se desarrolla hoy el acto educativo y cuál es el rol del Estado. Las situaciones violentas que se viven en las escuelas son un producto de la descomposición de las relaciones sociales y económicas que degradan las condiciones de vida de estudiantes y docentes. En momentos de crisis reaparecen con más fuerza los discursos mediáticos contra la escuela, la juventud y los docentes. ¿La salida? Desarrollar una consigna: “somos educación”.

Pedro Pablo Verasaluse  

pedropabloverasaluse@gmail.com

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