Causa tristeza y desazón volver demasiadas veces, en mi caso para evitar naturalizar o dejar pasar temas y acciones que en este tiempo ya no debieran ser debatibles. Caído el Muro de Berlín (previamente ya habían ocurridos acuerdos entre los denominados países no alineados), último símbolo de la división en el mundo, lo mejor estaba por venir. El famoso Tratado de Yalta había quedado atrás; vino la Globalización “un mundo sin fronteras”, “La Tercera Ola”. Los poderosos no eran solamente dos, aparecieron otros: China, India, Asia, la Unión Europea, los árabes, Brasil, etc. La guerra de los Balcanes había quedado atrás (una masacre étnica con más de 200.000 muertos, todos musulmanes). ¡Sólo con la mención de la palabra “nazi”, ibas preso, el horror del Holocausto! Los derechos en la Argentina: el voto universal y obligatorio; la educación pública gratuita; el voto de la mujer; el derecho a la vivienda propia; la jornada laboral de ocho horas; vacaciones pagas, aguinaldo, jubilación, salud pública gratuita; el Nunca Más argentino; los Derechos Humanos… Todo esto ya no tenía debate ni discusión alguna, era parte del mundo y de la Argentina, el “mundo civilizado”. Desde el comienzo del siglo XXI empezó a gestarse otra guerra mundial; Francisco la llamó “La Tercera Guerra Mundial en cuotas”, librada contra la cultura de los pueblos y contra la vida misma de la humanidad, con armas, con la economía y con hambrunas; contra la solidaridad hacia el otro, “ama a tu prójimo como a ti mismo”... El planeta quedó chico; su cuidado es caro y no es rentable; la solución propuesta por este nuevo y oscuro poder, el financiero, la Industria de las armas, convencionales y nucleares, comunicacional, en todas sus formas digitales y analógicas. Consideraron que el mundo es para pocos, donde los humildes, los pobres, los viejos son un gasto; la vida de estos sectores debe ser corta. Nos volvieron a la Edad Media, con la diferencia que los “castillos y palacios, ahora son las redes que de sociales no tienen nada; tik tok, X, IA, los influecers son los nuevos profesionales sin formación académica, son los “modelos” a seguir y empiezan muchas veces fomentados por sus padres, exponiendo en público sus “habilidades y morisquetas”. Cuando Albert Einstein desarrolló la teoría de la Relatividad y la fusión del átomo, no era para fabricar una Bomba Atómica; era energía para mejorar la vida de los humanos. Esta “nueva forma de comunicarse y escucharse” totalmente lejana del otro, es destrucción del sentido humanista, colectivo y de fe del ser humano, su centralidad en la generación de políticas públicas. La salud pública, la educación pública, la tierra, el techo, el trabajo, la obra pública no deben ser motivos de debates y vetos, son derechos adquiridos y ninguna política pública puede atentar contra ellos.
Ángel Salvador Logusso
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